En la previa a la revancha del martes, el Millonario le ganó 5-1 al granate de visitante.
Motivos sobrados, momentos dorados, resultados sublimes y la Bombonera a sus pies. Un contexto inmejorable para que los hinchas de River disfruten de su día internacional. En el medio hubo un partido y la esencia misma de estos tiempos conformó la frutilla del postre para una goleada sin precedentes. La vieja y renovada fortaleza granate, escenario de momentos oscuros para el millonario en sus últimas dos visitas. La más reciente cayó por 1-0 con aquel grito del pibe Lodico. La otra fue la polémica noche del 4-2 por las semifinales de la Libertadores. Esa misma copa que hoy tiene a la Banda en cuartos de final y obligó a su entrenador a conformar un “equipo alternativo” para este compromiso en el sur del gran Buenos Aires debido a la revancha del próximo martes en el Monumental ante Independiente (0-0 ida).
No la paso bien Gallardo y compañía en el primer tiempo. Lanús presionaba la salida ante la lentitud de Luciano Lollo, los esfuerzos de Sebastián Ribas en el ataque ponían en dudas a la defensa de River. Por las puntas, la costumbre del Laucha Acosta en su insistencia y el dominio de balón de Pedrito De la Vega, ese chicos sí que la tiene atada, 45 minutos de reventar las manos en aplausos para con el pájaro granate, atentos a esta joven promesa de 17 años, no le pesa jugar en partidos chivos (debuto vs. Racing), su facilidad para desmarcarse es impresionante y tiene un temple admirable. Tras una serie de rebotes Leandro Maciel tuvo la fortuna de romper con la humanidad de Armani, el volante la colocó bien en contra del palo izquierdo y abrió el partido aunque todos los visitantes reclamaron un offside.
A pesar de la ventaja, los locales nunca pudieron confeccionar el dominio del partido. Más allá de seguir atacando, Lanús no controló la mitad de la cancha y la calidad individual de River apareció. Juan Fernando Quintero, que juega 15 minutos como en Rusia y es un desconocido en los próximos 10, buscó asociarse con Nacho Scocco, el suplente más injusto del fútbol argentino. Tras un centro que bajó De la Cruz el ex Newell’s definió a metros de Ibáñez con enorme jerarquía y emparejó el resultado.
Al descanso se fueron 1-1 y el segundo tiempo fue otra historia. Sosa ingreso para darle mayor contención al mediocampo ante la adversidad física de Enzo Pérez. Pero terminó dando vuelta el partido con un remate de media distancia qué encontró el palo derecho del arquero y la fortuna de un rebote el propio guardameta para el 2-1.
Luciano Lollo amplio la diferencia con un gran remate de cabeza. Necesitado el gol para el defensor, que no tuvo un buen arranque de juego.
Ya con la certeza el resultado cocinado, el Millonario se florium en todas las líneas. «River no es el Barcelona de Guardiola» dijo Riquelme un rato antes del partido en Fox Radio. Sería lindo escuchar a Román después de los dos últimos goles. Una precisión colectiva deslumbrante en dos jugadas a puro toque para dejarles el gol servido primero a De la Cruz y después a Palacios.
Gallardo está dulce, se le nota en cada desición que toma. Cada vez son menos influyentes sus errores. Ahora, deberá preparar un compromiso importante para llegar a estar entre los cuatro mejores de América.