En un partido con final polémico, Estudiantes de Caseros le ganó 2 a 1 a San Telmo y saca tres puntos de ventaja sobre su escolta Barracas Central.
Fue excelso el clima que se vivió en la noche de Caseros. Partiendo desde la clásica temperatura nocturna primaveral y también el que aportó el público. Quizás este fue el más destacado. En la previa del encuentro, la popular, que fue llenándose de a poco, desprendió con el correr de los minutos un calorcito, una sensación de cobijo que era contagiosa. El cantico “Esta noche cueste lo que cueste, esta noche tenemos que ganar” sonaba en todo el estadio. Era una exigencia general, pero al mismo tiempo era un apoyo, para que la punta tenga solamente un dueño. En las plateas pasaba algo similar, las conversaciones tenían tópicos similares. Se comentaba que no se tenía que perder más puntos, que había que hacer dos goles mínimo de entrada, y otros tantos respecto a la campaña que está llevando el Pincha en la actual edición de la B Metropolitana. El rival en esta ocasión, era San Telmo. Conjunto sumamente irregular en este torneo. Con escasas victorias, pero sobre todas las cosas, muchos empates.
Tal vez, inspirados por las charlas de las plateas, los futbolistas de Estudiantes, salieron en los primeros minutos del cotejo, a comerse la cancha. El juego consistía en presionar bien arriba y avanzar todo lo que se pueda asfixiando al rival. Las bandas a cargo de Sayavedra y Ruíz, era lo que más se explotaba. Este planteo comenzaba a generar sus frutos, cuando tras un buen bochazo para Fernando Joao, éste definió mordido después de haber ganado la posición con velocidad. Era un aviso. También lo acompañó la chance de Leonel González que se encontró en posición de nueve dentro del área grande. Las cualidades propias de su posición no lo ayudaron, le pegó muy por arriba del travesaño.
Todas insinuaciones por el momento. Aunque había que tener paciencia nomás. A los 13 de la primera etapa, cayó un pelotazo largo en la puerta del área. Hertel dudó, y Cordero más todavía, porque salió a cubrir muy mal, dejando todo a merced de la voluntad de Altamirano que, con el arco vacío, empujó la pelota para poner la ventaja parcial de 1 a 0.
Hay que acotar algo que es de suma importancia respecto al encuentro. Los dirigidos por Juan Carlos Kopriva no dominaron de forma arrolladora en ningún momento. Quizás porque el Candombero tenía una forma de jugar que incomodaba un poco. Tal vez por eso de a ratos, el partido era un ida y vuelta constante. Llegadas solamente hasta ¾. A partir de ahí, las cosas se nublaban. Esto no ocurrió en toda ocasión. Cerca del final del primer tiempo, una vez más González tuvo su oportunidad (ahora llegando como wing) pero Cordero impuso seguridad y le tapó lo que hubiera sido un cambio drástico del encuentro.
El conjunto de la Isla Maciel se acercó un poco al arco defendido por Saracho, con sendos disparos de media distancia de Toledo y Zalazar. Pero, al menos durante los primeros 45’, nada más que eso. Se nota claramente que costó mucho crear situaciones netas de gol. En el complemento quedó más evidenciado. El exceso de faltas innecesarias, el abuso del pelotazo, entre otros factores, colaboraban a que el desarrollo del partido fuese espeso, lento, insulso.
Cerca de los quince minutos, Lucas Farías se cansó. Ganó la posición ante la larga siesta de Matías Contreras y González, para enganchar en la medialuna del área grande, y meter un puntazo directamente al ángulo superior derecho del arquero, que voló de manera espectacular, pero aun así no alcanzó la pelota, que entró majestuosa a donde tejen las arañas. Golazo de colección. Directo a los archivos de fin de año.
El empate era un resultado muy corto para ambos. Las cosas no debían de terminar así. Por eso se esperaba que la reacción de Estudiantes fuese rápida y con decisión. No fue así. Porque San Telmo continuó la búsqueda de la victoria. El ingreso de Benedetti auguraba probabilidades de grito sagrado. En un tiro libre, este mismo nueve, la peinó para la aparición de Toledo que mandó la pelota muy por arriba del travesaño.
El despertar del local comenzó desde la popular. El canto de la gente intentaba contagiar los ánimos. Ingresaron Arce, y Figueroa para buscar alternativas en la ofensiva. Recién llegando a los 35, una nueva chance aceleró los corazones de los hinchas. Un centro, desviado por cierto, de Joao, desestabilizó a Zarza, que en su afán de despejar casi termina convirtiendo en propia puerta. Ruiz también probó de lejos. No pudo ante la resistencia firme de Cordero.
De repente se encendieron ambos conjuntos. Todas las aproximaciones que no sucedieron en los minutos anteriores, pasaron en ambos bandos. Benedetti tuvo un mano a mano clarísimo, intentó picarla por encima del arquero, pero fue sólo un intento. Y como dice el famoso dicho “Lo que no entra en un arco…” Porque apenas segundos después, un centro de Joao, combinado con un desvío en el camino, pegó en el palo, y con el oportunismo del centrodelantero, Altamirano puso cifras definitivas, con polémica por una supuesta mano, es cierto. Pero eso no quita la locura que se desató en el estadio, que se volvió una caldera durante los instantes finales del partido.
Con una dosis de sufrimiento, exceso de trabajo en algunos tramos, y hasta con la misma chance de quedarse con las manos vacías, El Pincha de Caseros consiguió un triunfo más que importante. Los tres puntos, que hasta la fecha próxima, va a tenerlo en lo más alto de la tabla de posiciones de la B Metropolitana. Quizás habrá que esperar a que el pelotón que está por debajo complemente las fechas pendientes. Sin embargo eso es historia para otro día. Por el momento, una parte de la población del partido de Tres de Febrero, se fue a dormir y a soñar con el ascenso.