RICHARLISON: «No tengo suficientes dedos en mis manos para contar el número de clubes que me rechazaron. Estaba listo para renunciar al fútbol, pero fui a Belo Horizonte a hacer una última prueba con sólo el dinero para un boleto de ida. Si no hubiera logrado triunfar en esa prueba, no habría tenido dinero para volver a casa. Afortunadamente me quedé».