Llegó como gran promesa con apenas 18 años para jugar en el Barça B pero por una oportunidad administrativa y el ojo de Ronald Koeman le abrieron las puertas del primer equipo: Yusuf Demir, de nacionalidad austriaca y sangre turca, no podía creer lo que estaba viviendo. Iba a jugar con algunos de los mejores jugadores del mundo.
Pero lo que parecía un sueño poco a poco se fue desvaneciendo por la crisis económica del Barcelona. Y un poco por lo que mostró. Demir no jugó tanto y, tras un buen arranque, fue desapareciendo de los planes de Koeman y más tarde de Xavi Hernández. Además una cláusula en su cesión obligaba al club catalán a pagar 10 millones si llegaba al décimo partido.
Y ese décimo juego nunca llegó. Ahora desde el Rapid Viena habló: «Me fui triste del Barça, pero maduré y me convertí en profesional. He visto que aquí la gente es feliz por mí y yo eso también me ha alegrado a mí». El volante interior además, contó sus planes de futuro: «Quiero jugar, disfrutar y divertirme. Tengo el hambre de querer ganarlo todo. Mi objetivo es ser primero, no me alcanza con ser segundo».