El Betis es el equipo sensación en España. Tercero en La Liga (40 puntos en 22 partidos), clasificado a las semifinales de la Copa del Rey y a los 16avos de final de la UEFA Europa League, donde se enfrentarán al Zenit de San Petersburgo. Pero, más allá de sus números, es un equipo que destaca por su juego y capacidad de adaptarse a cualquier escenario.
Pellegrini construyó una estructura que potencia a sus principales figuras (Sergio Canales, Juanmi, Nabil Fekir…) y que eleva el listón competitivo con una organización sin pelota capaz de limitar a cualquier rival. Activando futbolistas que no venían arrastrando su mejor nivel y armando una plantilla fiel a su idea de juego, que puede mutar por el contexto del partido.
Un ejemplo claro es el partido ante la Real Sociedad por los Cuartos de final de la Copa del Rey. Pellegrini apostó por un equipo y una postura mucho más reactiva, sin salir de su 4-2-2-2 o 4-2-3-1, para poder enfrentar a un conjunto vasco que destaca por su manera de atacar con velocidad. Menos posesión de pelota, pero mucho más punzante en ataque con lo que consiguió castigar a su rival cada vez que quedaban expuestos. Rasgos que se alejan un poco de la dinámica por la que apuesta el equipo cada fin de semana (dominante con la pelota con mucho ataque posicional y movimientos de sus piezas para activar espacios libres).