Los nombres propios de la merecidísima victoria del París Saint-Germain sobre el Real Madrid en los octavos de final van apareciendo y las coincidencias entre la mayoría de opiniones son muy lógicas. A fin de cuentas, el nombre de Kylian Mbappé es uno de los que aparece remarcado en todas las crónicas porque fue, por mucho, el mejor futbolista sobre el terreno de juego.

Sin embargo, resultaría demasiado banal centrar el análisis en un solo nombre. El delantero francés fue clave, pero no por ello hay que obviar que hablamos de un equipo cargado de talento, cuyo trabajo se entiende mucho mejor si entendemos la voz coral de todas las piezas.

– Marco Verratti: el centrocampista italiano es el cerebro del equipo y su talento en la última fase del terreno de juego fue clave. Se desgastó atrás, mostró compromiso, decidió siempre bien con balón y leyó todas las situaciones del juego a la perfección.

– Nuno Mendes: el lateral luso fue uno de los mejores tanto en ataque como en defensa. Solventó el poco trabajo que tuvo en defensa y se desplegó con tanta velocidad y peligro que colaboró al constante dolor de cabeza del lado diestro de la defensa merengue.

– Marquinhos: el zaguero brasileño sigue opositando a ser considerado uno de los mejores defensores de todo el planeta y partidos como el de ayer con la camiseta del PSG lo demuestran. Aseadísimo en el corte y con una salida de balón excelsa.