Quique Monleón Ciurana
Villarreal – Real Madrid: un partido digno de museo
Dos gigantes del fútbol español se ponen de acuerdo para dejar plasmado uno de los partidos que pasará a la historia reciente de nuestra liga: del 1-4 al 4-4 por parte de un Villarreal que grita a los 4 vientos que le dejen soñar por un puesto europeo que entra en estado de ebullición de cara a la última jornada liguera.
El Villarreal llegaba a su última jornada en casa con los deberes por hacer: tras una primera parte de la temporada donde se cuajaron números para descender a segunda división, de la mano de Marcelino, el equipo cogió un ritmo ascendente que le metió de lleno en la pelea por la plaza que lleva a Conference League. Sonaba todo genial hasta el momento de percatarse a quien se tenía delante: todo un Real Madrid que, pese a haber ganado ya el título liguero y llegar con un once no del todo titular, buscaba seguir sembrando el pánico por los campos de Europa con un ojo puesto obviamente en la final de la Champions que se llevará a cabo el próximo 1 de junio.
Alineaciones:
Villarreal: Jörgensen, Mosquera, Jorge Cuenca, Bailly y Alberto Moreno. Akhomach, Parejo, Comesaña, Guedes. Sorloth y Gerard Moreno.
Real Madrid: Lunin, Lucas Vázquez, Nacho, Rüdiger, Fran García. Federico Valverde, Dani Ceballos, Modric. Brahim, Arda Güler y Joselu.
Primera parte
Se haría de esperar el inicio del encuentro poniendo el Villarreal el primer balón en juego siendo Jorge Cuenca, con un desplazamiento con su pierna izquierda en largo, quien buscaría la primera de las internadas a campo rival, claro aviso de que los 3 delanteros puestos en el once por Marcelino García Toral eran para algo más que ir ala búsqueda del empate: verdaderamente se quería ganar para. Mantener así las posibilidades de entrada a Europa que, y a medida que avanzaba el reloj de la Cerámica, iban evaporándose como el agua que portaban las nubes que sobre el estadio groguet residían desde bien iniciada la tarde en Villarreal.
Transcurridos los primeros minutos de juego, pudimos percatarnos que este Villarreal iba totalmente en serio, que, y a pesar de que Europa era un tren difícil de coger tras haber hecho las cosas semejantemente mal a inicio de campaña, se iba a buscar la épica a pesar de tener todas las quinielas en contra ya que, y a muchos kilómetros de la costa mediterránea, un Betis Real Sociedad se estaba jugando pasando por ahí muchas de las opciones para que el conjunto del entrenador asturiano pudiese entrar a competición europea.
Pasados los primeros minutos de juego, como era de esperar, las ocasiones empezaron a acometerse. Dos disparos, uno por parte de Alberto Moreno, otro por parte de un Sorloth, levantando a la grada que no había dejado de alentar durante el sector inicial de la primera mitad. Otra de las jugadas que levantaría a la grada amarilla no fue una ocurrida por alguno de los 22 protagonistas que en la cerámica se encontraban si no el gol de una Real Sociedad que hoy y solo hoy, no se celebraba únicamente en San Sebastian porque, y como ya sabemos, es el Betis el rival al acecho para un Villarreal que iba a ver como se le empezaba a truncar el asunto cuando una pérdida en el centro del campo sería recogida por un Brahim Díaz que encontraría a Arda Güler, futbolista turco quien no empezó de la mejor manera posible la competición liguera a causa de sus innumerables lesiones y que con el de hoy, sumaba su quinto gol en una liga EA SPORTS que, partido que juega el otomano, partido que ve de lo que es capaz un futbolista al que tantas ganas tenía de ver el aficionado madridista.
Pese a encajar el primer gol relativamente pronto, el conjunto de Marcelino no se vendría fácilmente abajo: las ocasiones seguían sucediéndose, encontrando una el conjunto amarillo bajo los palos donde Lunin tuvo que excederse más de la cuenta despejando un balón que rebotaría en una mano de Militao imposible de castigar por parte del combinado arbitral puesto que el futbolista brasileño se encontraba cayendo hacia el césped tras su intento de bloquear el balón con su cuerpo y que no sería ni amonestado ni revisado por el VAR ya que, y según el comité arbitral, estas acciones son naturales.
Cuando mejor se encontraban los de casa, mirando de tú a tú a un Real Madrid que, pese a llevar un once repleto de suplentes, no se andaba con chiquitas, y no se andaba con ellas puesto que, y con un Villarreal a la ofensiva total, hasta en dos ocasiones volvería a perforar la portería de un Jörgensen al que no le quedó otra que ser un mero espectador de la entrada triunfal a área dejando a los zagueros atrás por parte de Joselu Mato o la jugada a un toque por parte de los Modric, Brahim y Lucas Vázquez que significarían el 1-3 no habiéndose cumplido el 45 de juego en la Cerámica. Decimos 1-3 ya que Sorloth, en su carrera incansable por el pichichi, alcanzaba la veintenas de goles gracias a un pase por parte de un Mosquera que, pese a ocupar una posición que no era la suya durante la tarde de hoy, estaba cuajando un señor partido.
Cuando la afición abandonaba su asiento dirigiéndose hacia los vomitorios para así, darse un respiro a causa de la tétrica primera parte tenida por el conjunto local, Arda Güler, al igual que abriría el camino hacia la goleada que se estaba avecinando y materializando la tarde de hoy, cerraba los 4 señores goles que el conjunto de un Carlo Ancelotti que festejaba con poca gana la goleada de su equipo teniendo por bandera y en mente ya la final de una Champions League donde con la consecución de esta, buscará seguir engrandeciendo su historia desde los banquillos al igual que hizo cuando era futbolista del AC Milan. 6 son las Champions que actualmente tiene el entrenador de Reggiolo y es más que un hecho que buscará añadir más a un palmarés como entrenador que hace no mucho colocaba una nueva liga en la vitrina (de ahí que el Villarreal hiciese pasillo al inicio del encuentro).
Segunda parte
El cuerpo pedía marcha y el de siempre, Alexander Sorloth estaba aquí para brindárnosla a causa de estar sumamente sumido en la consecución de su objetivo con un histórico PÓKER que acabaría de ser cuajado porque y en menos de 20 minutos, el noruego se metería con 23 anotaciones en la tabla de goleadores, alejándose de un Dovbyk quien verdaderamente debería sudar sangre estas últimas dos jornadas si quería alzarse con el título de máximo goleador porque un verdadero animal del gol y noruego (que no es Haaland) andaba suelto por la liga y no estaba dispuesto a parar hasta lograr dicho obsequio.
Subido al marcador el 4-4, la Cerámica era una auténtica olla a presión, concepto que aprovecharía y de lleno un Villarreal que se volcó al completo hacia el campo de un Real Madrid al que empatar, perder o ganar hoy le importaba poco a causa de ser ya campeón de liga pero, y en el fondo, era realmente fatídico el que se te escapase un partido donde estabas dominando, levantando aplausos en la grada (como haría Modric al ser sustituido) y el equipo “B” se encontraba convenciendo de cara a una final de Champions donde es un hecho que alguno de los no integrantes del once titular, tendrá cabida para jugar los minutos finales, un verdadero sueño para todo el que se encamina en esto del balompié.
Depositados ya en la fase final del encuentro, solo quedaba agradecer a lo que fuese que había en el más allá por el verdadero partidazo que nos dejaron ambos conjuntos. Una vez puesto el empate, ninguno bajó los brazos, los dos tuvieron ocasiones y, pese a que algunos no se jugaban nada, nos dejaron un verdadero partido para enmarcarlo y guardarlo en la filmoteca de encuentros balompédicos porque y verdaderamente, la tarde de hoy será recordada como una de esas mágicas que ha vivido este aún joven estadio de la Cerámica, los niños irán mañana al cole con el mal sabor de no haber entrado a Europa pero agradecidos de su equipo, del final de temporada que pasará a la historia, negativamente está claro pero que deja claro que el equipo del «poble» está más vivo que nunca y tiene un capitán general al que le deberían hacer una estatua como bien es Marcelino García Toral.
QUÉ BUENO QUE VOLVISTE, MARCE!