Quique Monleón Ciurana
El Atlético de Madrid se lleva tres puntos sobre la bocina con un cabezazo de Giménez en el minuto 90 asistido por Griezmann que se coronó como rey del Metropolitano una noche más, marcando un gol y dando la asistencia que deshacía el empate. El Leipzig, que no dejó de remar en todo el encuentro, se vuelve de vacío a Alemania sigue sin saber lo que es ganar en territorio español.
Alineaciones:
Atlético de Madrid: Oblak, Le Normand, Giménez, Reinildo. Llorente, Riquelme, Koke Griezmann. Correa y Julián Álvarez.
Leipzig: Gulácsi, Henricks, Orban, Lukeba, Raum. Nusa, Haidara, Vermeeren, Simons. Sesko y Openda.
La Champions League volvía al Metropolitano una temporada más. Tras una 23-24 donde el conjunto dirigido por Simeone cayó estrepitosamente en los cuartos de final ante un Borussia Dortmund que llegó a la final, el club rojiblanco recibía a otro rival alemán esta vez, en la primera jornada del nuevo formato de Champions, donde y con más partidos, el conjunto capitolino deberá mostrar ese coraje y corazón que tiene como uno de sus lemas.
Una vez pitado el nuevo himno de la competición, que parece no haber calado de buena manera entre los aficionados al futbol, el plan de salir a por el partido y tener el control se le fue por completo en los primeros minutos a un Atlético de Madrid el cual perdió por completo la batalla en el centro del campo dejando libre a un Benjamin Sesko que no fallaría en la primera acción que tuvo de cara a portería donde, y tras una gran parada de su compatriota Oblak, el ariete empujaría de cabeza el balón a portería de un fondo sur que no dejaría de animar pese a colocarse su equipo en el marcador.
Tras el mazazo inicial no habiéndose jugado los 10 primeros minutos del partido, el Atlético de Madrid se establecería en territorio rival, comandados por un Griezmann que hoy iniciaba desde una posición mas céntrica y que, tanto con su verticalidad como con la de Koke, abrirían mucho campo haciendo trabajar a un Llorente que tuvo mucho recorrido los minutos iniciales.
El gol marcado por el Leipzig, fue simplemente el detonante de cara a que el conjunto de Simeone cogiese los mandos de un encuentro que estaba inclinándose hacia la portería defendida por Gulacsi. Cumplido el primer cuarto de hora del partido, el conjunto de Simeone tuvo la más clara hasta el momento donde ni el propio Griezmann, ni Julián ni Ángel Correa, pudieron batir a bocajarro a un guardameta húngaro que se hizo enorme desde su primera intervención.
Cumplidos los 25 minutos de la primera parte, el gol metido tan prontamente pareció sentar de mala manera a un Leipzig que, aún estando ganando, no encontraba el método de salir de su campo y es que el Atlético de Madrid había encerrado en su campo al conjunto de Marco Rose, que, tras una pérdida en el centro del campo por parte de Xavi Simons, vería como Griezmann, ponía las tablas en el encuentro con una bolea que la cual no se hubiese entendido sin el gran centro puesto por Marcos Llorente el cual estaba siendo de lo mejor del partido junto a un Griezmann que abriría su cuenta particular no habiéndose cumplido el minuto 30 de encuentro.
Pasado el ecuador de la primera parte y con el marcador en tablas, el Atleti no daba tregua a un Leipzig que y en 30 minutos, tiro a portería en una ocasión (concretamente la del gol), una vez perforada la portería del portero esloveno, el conjunto germano se decantó totalmente por jugar a una defensiva la cual no fue4 otra que el detonante de las llegadas atléticas, el propicio de ocasiones que llevaban al infarto al seguidor atlético (puesto que se quedaban cerca de convertirse el gol) y el propio gol que llevó al conjunto colchonero a tener todavía más si cabe, el partido en su poder.
Llegado el ocaso de la primera mitad, la intentona de Ángel Correa desde casi mitad del terreno de juego fue la última ocasión de unos primeros minutos que se hubieron pintado de rojiblanco, pero de rojiblanco atlético ya que el Leipzig portaba en la noche de hoy, además de una mochila repleta de inseguridad defensiva, una camiseta combinando el azul oscuro y el verde con tal de no confundirse contra un Atlético de Madrid que fue dueño y señor de los primeros minutos.
Segunda parte
Pasados los diez primeros minutos del segundo tiempo, quitando que al colegiado pareció fastidiársele el micrófono que conecta su persona con la zona VAR, muchas llegadas no hubieron ni a la portería de un Oblak que y desde el gol, no tuvo que exhibirse demasiado; ni al arco de un Gulacsi que sí tuvo que exponerse mínimamente durante los primeros minutos del segundo periodo quedando en agua de borrajas las intentonas de un Atlético de Madrid que se encontraba lanzado a por el gol que desequilibrara el marcador mereciéndolo verdaderamente.
Dada la necesidad de marcar un gol de cualquier manera, llegado el minuto 60, Simeone introduciría 3 cambios, los cuales en común tenían el ser jugadores de ataque. De Paul, Riquelme y Julián Álvarez serían sustituidos por un Gallagher recibido entre aplausos, Sorloth y un Lino que hubo dejado su puesto en dicho partido a Riquelme, quien no tuvo en la noche de hoy, la mejor de sus noches como rojiblanco a causa de ser Maros Llorente quien y desde la banda derecha, crearía el peligro (viniendo el gol del conjunto colchonero desde su parcela de campo).
Llegado el ecuador de la segunda mitad, el Leipzig se dejó ver en contadas ocasiones, donde el portero de 1,89cm del Atlético de Madrid, también conocido como Oblak, debió exponerse sus manos con tal de no volver a dar ventaja a un RB Leipzig el cual, sabe plantar cara a equipos españoles (como bien hizo ante el Real Madrid la pretérita campaña) pero no logra hacerse con victorias en territorio español, maleficio que, y a falta de 20 minutos para el ocaso del encuentro, no terminaba a causa de que seguían las tablas en el electrónico pese a que el conjunto de Rose animó el encuentro con alguna internada a campo rival.
Y cuando ambos equipos parecían contentarse con el empate, el de siempre, el que encontró el empate con una magnífica bolea, el principito, le daba la victoria a los suyos a causa de una asistencia dada a Jose María Giménez quien solo tuvo que rematar a placer ante un Gulacsi que no pudo hacer nada para detener un cabezazo que llevaba toda la fuerza de un Metropolitano que entró en éxtasis entrado el balón en la portería la cual sería el último disparo que recibiría puesto que, una vez marcado el gol, no daría tiempo para más pitándotela el árbitro el final de un agónico partido donde hubo un claro vencedor y dominador desde el primer momento: un Atlético de Madrid que sueña ya con levantar su primera orejona.
¿Será esta la temporada de la primera Champions del conjunto de Simeone?
