Vélez le ganó como local 1 a 0 a Gimnasia en el inicio de la novena fecha de la Superliga y estiró su invicto en esa condición.
Una fortaleza es en estos momentos el Amalfitani para su dueño, para Vélez Sarsfield, que con errores, con mal juego de a ratos, con goles errados insólitos, lo tiene por ahora invicto con tres triunfos y un empate ante Banfield.
La tercer victoria se dió esta misma tarde ante un rival irregular, pero aún así complicado, Gimnasia de la Plata, que llegaba a Liniers con ansias de estirar su buen momento después de acceder a las semifinales de la Copa Argentina y despejar los fantasmas del descenso.
El encuentro desde lejos se notaba que iba a desarrollarse trabado, más que nada porque era un choque de estilos distintos.
Los dirigidos por Gabriel Heinze apostaron al plan de todos los fines de semana. Controlar la pelota y que esa sea el arma para asaltar el campo enemigo. Los de Troglio no compartieron la misma filosofía. El juego directo era el dibujado en el pizarrón. El mediocampo fue salteado constantemente. Pocas veces llegó a tener un uso productivo, salvo para la recuperación, que también dejaba mucho que desear. Eso sí, a pesar de las carencias futbolísticas, con muy poco, el Lobo llegaba. Se dieron dos jugadas muy similares. Primero un bochazo largo que partió desde el mediocampo, que encontró la cabeza de Hurtado, la bajó asistiendo a Silva en la puerta del área quién definió de cachetada, pero sin fuerza y por lo tanto afuera.
Con el mismo esquema recién narrado, se sucedió, minutos después, la misma secuencia con otro pelotazo largo ,de Arias en esta ocasión, que le quedó de nuevo para el uruguayo que otra vez desperdició su chance.
El Fortín no tardó en reaccionar. Apenas unos segundos después, Bouzat se volcó hacia la derecha en un movimiento diagonal, metió el centro y Ramis con un frentazo formidable la puso apenas arriba del travesaño. Esto era una señal de aviso. Porque la pelota ahora era más fácil de dominar, y por lo tanto los últimos metros del área platense comenzaban a coparse de jugadores de blanco. Gracias a este avance con presión, Gastón Díaz después de un toque de Robertone, hizo temblar el travesaño con un remate lejano.
Por si no quedaban dudas de esta superioridad velezana, solo hay que remarcar el hecho de que finalizando la primer etapa, los dos volantes de contención de Gimnasia, estaban con una tarjeta amarilla en su haber.
La última para cerrar los primeros 45 fue la media chilena del Pibe Mainero que la calzó después de que Laso la bajó con su cabeza.
Así se fue la primera parte. Con un resultado que se mostraba mentiroso. Y un técnico, el Gringo Heinze, que estaba en plena pérdida de la cordura. Primero con sus dirigidos para que aumenten la presión , y después con el árbitro, tras varias decisiones en las que no estuvo de acuerdo.
El complemento mostró, quizás, la cara más impotente de Vélez en cuanto a manera de jugar. Sumamente trabadas las acciones, movimientos lentos, carentes de explosión le produjeron desesperación al DT.
Aún así la gente apoyó incondicionalmente. Esto le inyectó una dosis extra de adrenalina al plantel para que avance sobre el campo. Así consiguieron un tiro libre peligroso en el que Arias salió lejos (y mal), dejó su arco vacío, y ante el disparo de Nico Domínguez pinchandola, apareció Hurtado en la línea como si fuese un aguerrido central, para despejar al lateral.
El gol ya no aguantaba más. En cualquier momento iba a aparecer. Y de la manera más imprevista. Un pase largo a ras de suelo, dejó desnuda a toda la defensa del Lobo que no hizo más que mirar cómo Coronel perdió la posición ante Ramis que se acomodó y definió al lado del palo del arquero, que pudo haber hecho un poco más. Así llegaba la ventaja y la locura del delantero. Que la demostró en su festejo, ya que volvía de una lesión. Todo esto, aconteció a los 17 de la segunda etapa. Apenas tres minutos después, Piovi era expulsado después de un manotazo y dejaba a su conjunto con diez. Fueron instantes fatales, que prácticamente daban casi por sentenciado el cotejo.
Pero el Fortín en esta temporada tiene esa sensación de que se puede escapar el resultado. Por lo que la gente no estuvo ni tranquila ni segura, hasta que se decretó el final.
Uno a cero nomás. Se repite el mismo marcador que se vio contra San Martín de Tucumán, con el mismo desarrollo. Muy trabajado desde abajo, bancando la arremetida de pelotas divididas del rival, sin nunca caer en la tentación de abandonar la doctrina de juego. Muchas cosas positivas para Gabriel Heinze. En primer lugar, ahora son ¡16 puntos! Lo que los separa del último que está perdiendo la categoría en la tabla de promedios, Belgrano. Una distancia que no se veía hace dos años y brinda una dosis de tranquilidad importante que a pesar de que pudo haberse sentido en partido contra San Martín de San Juan, ahora es una realidad. En segundo lugar, volvió Ramis y no se lo notó para nada fuera de ritmo, se movió mucho, estuvo activo, atento y determinante. En tercer lugar, Lautaro Gianetti volvió a hacer fútbol. 45 minutos en la reserva ya muestran lo que será un refuerzo para el plantel y para la línea de fondo.
Por el lado del equipo de Troglio, hay muchas cosas para reveer. Hay mucha carencia de fútbol. Desde el vamos, se ve el abuso de la pelota dividida y la incapacidad para trazar líneas de juego en el mediocampo. También es un club que sin darse cuenta se metió en zona de riesgo, al estar a ocho puntos del descenso. Con un hombre tan importante como es el señor Pedro en la institución platense, no debería de haber dificultades para atravesar este momento.