Quique Monleón Ciurana
Desde aquel gélido marzo de 2002, 22 años han pasado, muchas cosas se han olvidado, lo que nunca olvidará cierto sector de Londres será sin duda a aquel bailarín europeo que se deshizo a placer de un defensor que no fue más que un mero espectador del espectáculo que un ya curtido Dennis Bergkamp realizó aquella temporada donde Gunners y Red Devils pugnaban por ser el rey de la isla. Highbury entero quedó petrificado por unos segundos cuando su 10 por aquel entonces, Dennis Bergkamp, recogía una pelota enviada por su compañero Robert Pirès y con un simple movimiento inhumano, se deshacía de su defensor para colocarlo minuciosamente lejos del alcance de un guardameta que sólo le quedó dar gracias a Dios por haber visionado tal obra de arte que tendría cabida en cada cual de los museos más prestigiosos de nuestro planeta. Una creación espectacular icónica por parte de un jugador al que conoceremos hoy en profundidad como es Dennis Nicolaas Maria Bergkamp, uno de los últimos dieces clásicos y puros que te descolgaba una pera del árbol y te la transformaba en la guinda de una tarde perfecta en los pluviosos campos de la Inglaterra de principio de siglo.
De familia humilde y nacido en la capital neerlandesa, soñaba como muchos, poder dedicarse a darle golpes a la pelota, fue por ello que en la temporada 86/87 y tras jugar en equipos de barrio, entró a la cantera de uno de los equipos punteros europeos y el de su misma ciudad: el Ajax, equipo que hubo revolucionado el futbol durante la época de los 70 ganando 3 Champions seguidas junto al ídolo de Bergkamp, Johan Cruyff donde el pequeño centroeuropeo buscaría emular las hazañas que realizado el considerado como padre de todos los futbolistas nacidos y criados en Países Bajos en una época donde la selección holandesa triunfaba (un año posterior a la entrada de Dennis al Ajax, ganarían la Eurocopa de la mano de futbolistas como Gullit, Van Basten o Rijkaard, fundamentales algunos de ellos para el Ajax que volverían a ser campeón de Europa años después de la machada en la Euro 88’).
Desde juveniles, se vio que Bergkamp tenía algo distinto: una soltura y desequilibrio con balón a una pronta edad hicieron que el capitolino no siguiese en las categorías inferiores del club neerlandés dando el salto al primer equipo donde le esperaba su ídolo como líder de banquillo: Johan Cruyff quien de inmediato lo hizo compartir titularidad con el antes nombrado van Basten consiguiendo hazañas que por el momento para el club eran cotidianas como alzarse con el doblete de liga y copa o individualmente, alzarse hasta en cuatro ocasiones con el galardón de mejor futbolista de Países Bajos, conceptos que daban a entender que el futbolista ya no tenía cabida en el club, que su rendimiento crecimiento habían quemado fechas excesivamente rápido y que los retos mayores debían llegar. Conjuntamente a ello, las oportunidades con el combinado nacional iban a llegar, tras una Eurocopa exitosa para la naranja mecánica, donde Bergkamp, aún siendo un primero, no pudo disputar, acudió con el combinado nacional a la Euro 92’ y posteriormente debutaría en su primera copa mundial en Estados Unidos aunque en la competición mundialista donde mejor se le recuerda fue sin duda en el mundial de Francia 98’ donde un quiebro a Roberto Ayala, considerado como uno de los mejores defensores hasta la fecha y que lo seguirá siendo hasta su retiro en 2008, fue el preludio del futbolista que veríamos en su mejor época en el panorama europeo, que fue en el Arsenal pero antes de llegar ahí, toca ver lo que hizo en el Inter que no fue poco y le valió pues eso, poder dar a conocer de lo que era capaz en las competiciones mundialistas del 94’ y 98’.
Tras 7 temporadas en Países Bajos, Bergkamp puso la guinda a su estancia en su hogar poniendo a Europa en su vitrina, más concretamente la Copa de la UEFA, que supuso el retorno del Ajax a Champions tras la salida hacia ya dos años del club por parte de Cruyff al Barça siendo esta consecución europea el episodio final en el club que se lo dio todo a Bergkamp, encontrando en Italia, más concretamente en el Inter, un salto de calidad en cuanto a liga ya que el Ajax seguiría dando de hablar puesto que y tras haber ganado la segunda máxima competición europea de clubes en cuanto a importancia, se volvería a alzar campeón de Champions ante el acérrimo rival del club donde pasó a militar Bergkamp como era y a día de hoy sigue siendo el Milan, que en su época de esplendor, perdió dos finales europeas, dicha ante el Ajax y ante el Marsella, suponiendo la primera Champions y única hasta el momento que viajaba a las vitrinas de un equipo galo.
Dejado el Ajax, su estancia en el club milanés iba a ser infinitamente más corta que la vivida en el club de su infancia, menos de dos temporadas le valieron al holandés para dar el siguiente salto en su carrera, periodo de tiempo relativamente corto en uno de los países de moda en cuanto a fútbol en los noventa, que había dado de que hablar tras sucumbir ante brasil en la final del mundial del mismo año, y que, y a pesar de tan solo completar una temporada, se iría por la puerta grande firmando su 2 título europeo en 3 años, una nueva copa de la UEFA además de dejar en la retina de los aficionados italianos, acostumbrados a un juego más posesivo y donde la defensa prima antes que un buen ataque que el fútbol puede llegar a ser maravilloso y que en las botas de los futbolistas reside algo más que el poder dar pases en horizontal. En la misma Italia y de la calaña de Bergkamp salieron jugadores como el mismo Baggio o di Canio, futbolistas de corte ofensivo a los que les nublaba lo que es la rocosidad defensiva buscando dar la nota mediante toda esa calidad que en las botas de cada uno de ellos podía residir.
Una vez dejado atrás el país de Da Vinci, que solo lo volvería a pisar en las noches de competición europea, recalaría en uno de los clubes que más fuerte estaba pujando para ser reconocible no solo a nivel de competición liguera si no también en una Europa donde se le resistía el poder hacerse con títulos como los otros clubes donde militó el futbolista neerlandés. Como curiosidad, el fichaje de Bergkamp se retrasó unos días puesto que el futbolista cogió fobia a volar en avión durante el mundial del 94 y por ello debió ir en coche hasta Gran Bretaña, complicada misión el poder llegar a un país donde pasaría sus 11 mejores años de carrera, no volviendo a colocar Europa en su vitrina, pero siendo una máquina de asistencias para compañeros y para él mismo, firmando unos registros a la altura de pocos como son 315 partidos, 11 temporadas compitiendo en todo tipo de competiciones, desde copas inglesas hasta jugar unos cuartos de final de Champions ante el Valencia, estancia más cercana a ganar un título europeo en su longeva carrera en Inglaterra. A esos 315 partidos, tocaba sumarle 87 goles, de todos los colores y formas pero siendo la forma más cotidiana con su pierna izquierda, con la cual engañó al defensor del Newcastle o con la que hacía controles maravillosos que dejaban a más de uno patidifuso. Con el Arsenal, ganó 3 ligas, derrocando al mejor Manchester United y haciéndose con la mejor temporada de la Premier League hasta el momento, cuando los dirigidos por Arséne Wenger, se hicieron con el seudónimo de invencibles firmando un balance de 26 victorias y 12 empates formando junto a uno de los jugadores del momento como era Thierry Henry, una delantera de ensueño que cabalgaba a ritmo de crucero por la liga y el continente.
Una vez ganada su última liga en 2004, sin ser de vital importancia para el combinado nacional, habiendo sido suplente y perdido la primera y única final de Champions que disputarían los Gunners en 2006, Bergkamp decidiría retirarse en el club que se lo dio todo, no optó por retrasar la retirada por ver si llegaba a la Euro de Austria y Suiza (a la que no iba a ir ya que Países Bajos estaba formando una camada de futbolistas renovados y que iban haciéndose un nombre en Europa) no alargando más lo que fue una carrera exitosa de cabo a rabo. Se despidió en el ya estrenado Emirates tras coronarse con más de una decena de títulos pero con dos espinas clavadas: no haber ganado un título con su selección y no haberse coronado como campeón de la Champions League, obsequio que no todos los mejores jugadores tienen (véase Ronaldo Nazario). Lo que sí está claro es que es el claro ejemplo que el futbol es más que pegarle patadas a la pelota y que la magia está a la altura de los que indagan y ansían por tenerla.