Deportivo Laferrere empató 2 a 2 con Argentino de Quilmes en un partido clave por la lucha para el ascenso directo.

Era excesivo el calor que se vivía en las calles. Pleno otoño y una sensación térmica que crecía. Todos factores que quizás resbalan a ciertos colectivos de personas. Principalmente a los hinchas. En este caso, a los de Lafe. Desde temprano comenzaron a amontonarse en las tribunas y a acomodar las banderas. Unos se encargaban de eso. Otros levantaban paraguas con los colores tradicionales. Los bombos se juntaron en un espacio para afinarse. Se probaban al mismo tiempo que el repiqueteo sobre el redoblante. Todos estos preparativos tenían una explicación. El encuentro de esta tarde era trascendental. Casi tanto como el de Dock Sud en la fecha pasada (que se perdió 2 a 0) y de igual importancia que el de Armenio (el jueves próximo a las 15:30).

Argentino de Quilmes, el puntero de la Primera C, y con grandes aspiraciones para el ascenso, era el rival. No vino el plantel solo. Un nutrido grupo de fanáticos se estacionaron en la tribuna pegada a la platea de prensa.

Con todo ese imponente marco de fútbol de ascenso, comenzó el cotejo. Tal como indica el nombre de la categoría, de ese modo se desarrollaron las acciones. Junto a la dosis excesiva de imprecisiones y pases a la nada, había también una gran porción de nervios. Es la razón por la cuál se explica la escasez de ocasiones. Mucha fricción en mitad de cancha, y debido a eso, patadas . El árbitro las obvió en grandes cantidades.

Más allá de eso, el Verde pudo construir una jugada muy buena por la banda derecha con la posesión de Ferrero. Este metió un centro que no fue ni fuerte ni con mucha energía. Pero de ser efectivo, lo fue. Porque casi de casualidad apareció Oswaldo Blanco que se encontró mano a mano y definió perfecto para poner la ventaja. Grito de gol sorpresivo, porque era tempranero, pero de todas maneras la intensidad estuvo. Lo mejor quizás, el apoyo incesante que partía de los rincones de la tribuna José Luis “Garrafa” Sánchez.

A pesar de ese tanto, el dominio no era claro. Ninguno lograba prevalecer por sobre el otro.
Con transiciones de por sí ya muy trabadas, era creíble que sólo una ocasión más tiñese los primeros cuarenta y cinco. Porque así fue. Sin nada más que agregar se terminó la primera mitad.Hubo remates de media distancia pero sinceramente no eran dignos de ser anotados.

En el comienzo del complemento los movimientos tenían una clara similitud con los ya acontecidos en la primera etapa. Pero a partir del primer cuarto de hora se desató la acción, como si fuese una caja de Pandora. Todo se iniciaba con buen aguante de espaldas de Blanco en la puerta del área, con un posterior remate que pasó cerca del vértice derecho del arco. La figura del colombiano comenzaba a aguantarse. Marchaba destinado a ser el elegido como el más destacado de la tarde. Pero surgió otro ser humano dispuesto a poner en duda ese lugar. Iván Sandoval. Hermoso aprovechó un error en el fondo contrario para enviar un centro preciso a su cabeza. Sin marcas, ni nada, aprovechó para poner la parda. Y no solo eso, apenas instantes después, una jugada similar por el costado derecho repitió la misma fórmula. Esta vez, la jugada de cabeza estuvo en colaboración con una reacción flojísima del arquero Blázquez.

Increíblemente la historia se dio vuelta en una mínima cantidad de tiempo. El frenetismo y la velocidad dejaron expuesto a Laferrere que se vio perturbado ante un marcador que ya no les pertenecía. Era de esperar que tanto la impaciencia, con los nervios, se apoderaran del equipo. Uno de los que más se notó preso de esta incertidumbre fue el número diez, Raúl Pérez. Fue sustituido, su rendimiento fue paupérrimo, no gravitó en ningún momento y perdió muchas pelotas en zonas peligrosas.

Era grave la situación del local. No reaccionaba. Y no sólo eso. De a poco, la popular empezó a elevar de tono sus cánticos. Primero, con el famoso “Movete y deja de joder” y después se mostró la bronca a través del insulto a la madre ,acompañado del “A ver si ponen huevos, que no juegan con nadie”
No sabemos si fue a causa de eso. Pero el empate llegó. ¡Y de qué manera! En una jugada trabada tras un tiro libre dentro del área, con todo el esfuerzo Coassini la abrió para Blanco que se acomodó y le pegó fuerte. Como si hubiera cerrado los ojos y que sea lo que sea. Para suerte de él, las cosas salieron más que bien. La pelota entró en el vértice derecho del arquero. Un golazo espectacular que desató la locura. Y no solo eso, varios plateístas locales fueron a gritarle el gol a los hinchas del Mate, en forma de devolución.

Con notoriedad, el ambiente cambió por completo. Pasar de un escenario caldeado, con bronca, ahora a uno de esperanza. El triunfo estaba ahí nomás. A un tanto de distancia. Pero costó crear algo. La impaciencia, y el apuro a la hora de tomar decisiones fueron los principales enemigos. Unos largos minutos después, un cabezazo de Scarnato se estrelló en el travesaño. Es entendible. Un simpatizante, al tiempo que la pelota iba tomando dirección hacia el arco, cantó antes de tiempo. Y eso no se hace. Es un pecado. Tiene una clara carga peyorativa para la situación. Es capaz de anularla por completo. Y así fue. No se pudo llegar la ventaja ¿Por esa «mufa»? Puede ser. Pero los caminos se cerraron. Y el tiempo se acabó.

Fue empate finalmente. No hubo tiempo para nada más. Una gran dicotomía inundó los alrededores de la cancha. Por un lado se silbaba con enojo y se tiraban las manos al aire con un ademán cargado de bronca. Por otro se aplaudía. Lo cierto es que esta igualdad no sirve de nada para Laferrere. Se fue lejos Argentino. A seis puntos, la distancia parece insalvable. El Docke es el que sigue, pero también, las cuatro unidades son demasiadas para un equipo que es muy irregular. Que no supo aprovechar ni antes, ni ahora su localía. Y que, con un dejo de realidad, en los partidos importantes no aparece la chapa. Se bloquea. Parece incluso que tiene miedo al ascenso.

Por el lado de los de Quilmes, la situación es muy buena. Sumar sirve. Por más que sea poco. El objetivo es no soltar la punta, que poco a poco parece que se corta cada vez más. El objetivo de retornar a la B Metropolitana está cerca, quedan fechas en las que arderá el fixture, la historia determinará si corresponde que suban de categoría.

 

Por Leandro Quiroga

PH: Prensa Deportivo Laferrere