Brenda García Díaz
El león, homenajeado con motivo de su despedida del Athletic Club
Iker Muniain Goñi, nacido en Pamplona el 19 de diciembre de 1992, es ese jugador que todo niño quiere ser. Muchos ya dirían que ha hecho historia con el Athletic Club en varias ocasiones, pero hace poco más de un mes consiguió algo que lo ha confirmado. Si bien la precocidad con la que llegó al primer equipo ya auguraba el futuro que le esperaba al actual capitán de los athleticzales, todo lo que se pudiera imaginar sobre él se queda corto.
Se inició en el fútbol de la mano del UDC Chantrea en Pamplona, lugar donde nació. Poco tiempo después, siendo infantil, FC Barcelona, CA Osasuna o RCD Espanyol, llamaron a su puerta, pero “Muni” esperaba a su Athletic, equipo por el que fichó en 2004. El centrocampista evolucionó muy rápido y esto, junto con la llegada de Joaquín Caparrós en 2007 al primer equipo, cambiaron el rumbo de su carrera. Este nuevo entrenador le convocó con el primer equipo cuando tan solo tenía 14 años y, con 16, ya jugaba en el Bilbao Athletic.
El gran día para Iker Muniain fue el 30 de julio de 2009, cuando debutó en la UEFA Europa League en San Mamés ante el BSC Young Boys. La alegría no se quedó aquí, ya que, en el partido de vuelta marcó el único gol y dio el pase de ronda. A partir de ahí, Muniain comenzó a ser un habitual en las convocatorias del primer equipo del Athletic Club, destacando que fue el más joven en debutar con este club. A veces el fútbol es duro, y en el caso del Young Boy, ha tenido que dar ejemplo aceptando la derrota con deportividad en varias ocasiones.
La pesadilla de Iker Muniain con las finales comenzó en 2011. Primero ante el Barcelona en Copa del Rey, y más tarde ante el Atlético de Madrid en la Eurocopa League. Esta temporada fue una de las mejores a nivel individual, ya que marcó cinco goles en Europa League. Tan solo un año después en la temporada 2015-2016, al Athletic Club se le volvió a escapar la copa del rey ante el Barcelona. Seis años después, perdió la final de la Supercopa contra la Real Sociedad, máximo rival. Poco tiempo después la perdió ante el Real Madrid.
Hay algo que se ha visto mucho en las finales de los últimos años: los jugadores del equipo subcampeón se quitan la medalla para expresar su frustración. El caso de Muniain es particular. No se ha perdido ninguna celebración de todos esos rivales, muchas veces ha sido el único de su equipo en verlo.
Si algo ha dejado claro el ejemplo de este ya mítico jugador es que el tesón da sus frutos. Dejará su casa al final de esta temporada, pero con los deberes hechos y con esa Copa tan deseada bajo el brazo.