«Un día antes de Ghana, erré tres penales en la tanda de práctica. El último lo había picado y la tiré por arriba del travesaño. Salí preocupado porque nunca le encontré el golpe a la ‘Jabulani’. Se me acercó Eguren y me dijo: ‘Vamos locura, arriba que mañana capaz que te necesitamos eh…’. Y yo le contesté: ‘Tranquilo, papote, que mañana clasificamos con el sello de la casa’. Después, pasó todo lo que pasó en el partido, y el Maestro Tabárez me pone tercero en la tanda y le digo: ‘Maestro, ¿no me pone quinto que tengo un pálpito que lo liquido?’, y accedió. Yo quería corroborar la técnica del arquero, para ver dónde se tiraba. Lo tenía a Fucile al lado y le preguntaba en todos los penales si el arquero se estaba tirando antes. En la tercera vez que se lo pregunto me dice ‘Sí Loco, picala y no me rompas las pelotas’. Y así fue».