El fútbol es una industria muy poderosa y los dos clubes más importantes de España son un fiel reflejo. El merengue se encuentra en segundo lugar sólo detrás de Zara.
En un mundo marcado por el consumismo y la competitividad, el peso de las marcas es cada vez más evidente. Hasta tal punto que en muchas ocasiones, sobre todo en los que atañe a las nuevas generaciones, provocan un sentimiento de pertenencia y son empleadas para definir determinados aspectos de la propia personalidad.
Por ello, hoy en día una marca no es solo el producto que ofrece o el servicio que presta. Es además la imagen que proyecta y las acciones que emprende en el marco de la responsabilidad social corporativa.
En este sentido, Zara, marca perteneciente al Grupo Inditex, es la más influyente en España para un 29,46% de los encuestados, según un trabajo elaborado por DataCentric. Un dato que a nadie debe extrañar si tenemos en cuenta que también lo es a nivel internacional. Sorprende sin embargo Zara sea la más influyente pero no la favorita en su sector, donde Levi´s le arrebata el primer lugar.
Tampoco debe sorprender a nadie la influencia de los clubes deportivos y, en este sentido, el Real Madrid se posiciona como la segunda marca más influyente en el territorio nacional para un 26,02% de los españoles. Mercadona, con 13,90%, completa el podio de las marcas con mayor pregnancia en la memoria colectiva. El F.C. Barcelona y el Banco Santander también se encuentran en posiciones de privilegio, aunque a mayor distancia.
“Las identidades se construyen con relación a unas marcas de referencia y, conocedoras de ello, las empresas compiten no solo en ventas sino también en reconocimiento, construido a través de la asociación de sus marcas a una serie de valores”, aseguran desde DataCentric.
Así pues, puede que se deba al sentido de pertenencia o a criterios relacionados con la calidad, el prestigio o la distinción. Puede que sea coyuntural o que nos sintamos reflejados por unos valores que se nos transmiten, pero el caso es que la sociedad actual es ‘marquista’. Nos gustan las marcas y, en mayor o menor proporción, las consumimos. Entre otras cosas, porque muchas veces no nos queda otra alternativa.