Por Mateo Pintado Golpe
Son varias las promesas incumplidas del presidente del Fútbol Club Barcelona en los últimos años, comenzando por la supuesta continuidad de Messi, clave para que Joan ganase las elecciones, y hasta el día de hoy, cuando un mes después de darle a Xavi su voto de confianza, le despide a traición por unas declaraciones, en las que el ya extécnico blaugrana, no podía llevar más razón.
Xavi, el villano de una historia mal contada
Cuando Laporta recién acaba de llegar al Barcelona, con una temporada para el olvido, y otra que iba camino de volver a serlo, el Camp Nou solo pedía un nombre, y era el de Xavi. El que fue sin duda uno de los mejores centrocampistas que habrán visto nuestros ojos, se encontraba en Qatar, al mando del Al-Sadd, formándose como técnico y haciendo un gran trabajo en una liga, en la que pocos equipos llegaron a lograr ese nivel de «fútbol total».
Aun así, tras recibir la llamada de Laporta, Xavi renunció a continuar en Qatar, donde ya era una leyenda, para volver a su casa, ya que su hogar, se encontraba en un incendio difícil de apagar. Su primera temporada al frente del club, no fue la más destacada, pero teniendo en cuenta las condiciones en las que se encontraba el equipo antes de su incorporación, y los jugadores con los que contaba aquel Barça, bastante hizo, logrando devolverle algo de ilusión a la afición con aquel recordado 0-4 en el Bernabéu.
Su segunda campaña en el banquillo blaugrana se vio marcada por una dolorosa eliminación en la fase de grupos de la Champions League, pero logró culminarla con la conquista de La Liga, superando por 14 puntos a su eterno rival. Dando de esta forma un alivio, y un motivo de celebración a unas gradas que tanto tiempo llevaban sin poder celebrar.
Esta última temporada, se esperaba que fuese el gran año, el año de volver a colocarse como uno de los mejores equipos europeos, pero desgraciadamente, nada salió como se esperaban, y Xavi fue el primero en asumir responsabilidades y anunciar su no continuidad a final de temporada. Tras su dimisión, algo cambió, las cosas empezaron a funcionar, y estuvieron a un paso de entrar en unas semifinales de Champions nueve años después. Esta ilusión, y los buenos resultados generaron que la afición presionase, y el 24 de mayo, se convocó una rueda de prensa en la que presidente y entrenador, confirmaron la continuidad del técnico catalán, con un Laporta animadísimo que llegó a decir «Podemos estar orgulloso del entrenador que tenemos».
Un mes después, cuando Xavi ya hablaba abiertamente de la planificación de la siguiente campaña, y su ilusión por volver a empezar, soltó una frase que todos pensamos, y que sin duda, no se aleja de la realidad. «El socio debe entender que tenemos una situación económica que no tiene nada que ver con la de hace 25 años. No estamos en las mismas condiciones que los otros clubes». Esto incendió a un Laporta, que lejos de entender y aceptar que la situación del club, es la que es, con una deuda que ha llevado a la directiva a tener que tomar decisiones como la venta de los derechos del nombre de su estadio, decidió destituir a Xavi, y darle la patada final a un tipo que renunció a mucho por su club, y decidió volver con tal de ayudar a los suyos, a su afición.