Te explicamos la evolución sobre una selección que en Brasil nos plantó cara y hoy aparece como candidata.
En 2014 la selección belga llegaba con la ilusión de dar batalla a los mejores equipos, gracias a un gran trabajo en menores, que demoró años. Con tres Eurocopas y dos mundiales sacrificados. Volvían a la gran cita internacional con un extraordinario plantel desde lo individual.
Se lo planteaba como la revelación de ese torneo. Gracias a la plantilla joven pero experimentada, y al gran trabajo que se realizó durante años. Increíblemente Bélgica no participó en tres ediciones de la Eurocopa: Portugal 2004, Austria-Suiza 2008 y Polonia-Ucrania 2012. Tampoco dijo presente en los mundiales de Alemania 2006 y Sudáfrica 2010.
Sin embargo eso no quiere decir que no hubo dedicación, puesto que pusieron su enfoque en potenciar juveniles -quienes llegaron a grandes clubes europeos- y elaborar un trabajo a largo plazo, que les permitió asegurar su presencia en Brasil con unos números fantásticos en su grupo.
El Grupo A de las Eliminatorias de la UEFA estaba conformado por Bélgica, Croacia, Serbia, Gales, Escocia y Macedonia. Los diablos rojos disputaron diez encuentros, ganando ocho y empatando dos, sumando 26 puntos y 18 goles a favor, tan sólo cuatro en contra.
En la fase de grupos de Brasil 2014, se enfrentó a Argelia a la cual le ganó por 2 a 1, a Rusia por 1 a 0 y a Corea del Sur, también por 1 a 0. En octavos, le ganó a Estados Unidos por 2 a 1. Un 5/7/2014 Bélgica chocaba en cuartos contra la que luego sería la selección Argentina (luego subcampeona del mundo). Jugó de igual a igual teniendo cuatro claras situaciones de gol y un casi gol en contra de Garay.
El partido terminaría 1 a 0. Esto le permitió a una federación que trabajó desde el silencio, foguear a sus jugadores más jóvenes, mostrarles lo que es una Copa del Mundo y que puedan llegar a 2018 con más experiencias y como candidato firme al título máximo.
Del 2014 hasta Rusia 2018 realizó un recambio de jugadores y DT importante que le permite ser hoy un equipo dinámico y peligroso en ataque, repitió los arqueros del mundial pasado – Courtois/Mignolet – en la defensa cambió a Van Buyten por Boyata. En el mediocampo el recambio se produciría en Defour por Januzaj. Y arriba el cambio se daría Benteke – Mirallas por Batshuayi.
De camino a Rusia se convirtió en la primer selección Europea en clasificarse tras ganarle 2 a 1 a Grecia.
El aplastante 3-0 en el debut sobre Panamá y la goleada 5-2 ante Túnez deja muy bien posicionados a los diablos rojos. Hasta el momento, y si hoy se terminase la fase de grupo del mundial la selección de belga jugaría el Lunes 2 de julio, 21:00 (hora local): Bélgica (1° Grupo G) vs Senegal (2° Grupo H), estadio Rostov Arena, Rostov del Don. Bélgica no pierde desde septiembre del 2016 cuando cayó por 2-0 en un amistoso frente a España. Roberto Martínez le imprimió una manera de jugar, una dinámica que potencie a las grandes figuras.
El 3-4-3 como esquema base. Un once que sale de memoria, jugadores talentosos, creativos y desequilibrantes. Un equipo que apuesta a la presión alta, a la intensidad de sus volantes y al desequilibrio de los mediapunta.
Roberto Martínez lo potenció, Thierry Henry lo mejoró. Hablamos de un tal Romelu Lukaku que tuvo mejoras notorias en la ocupación de espacios, el juego directo y los movimientos sin pelota. Con tan solo 25 años ya es el goleador histórico de Bélgica.
El gran secreto del rendimiento en ataque, está en tener un sólido equipo por detrás. Todo empieza por la posición de armador de Kevin De Bruyne y el gran apoyo de los carrileros. No hay comparación entre la Bélgica de Wilmots y la de Roberto Martínez. Pero no todo es color de rosa. Existen dos Bélgicas de la mano del entrenador español. La letal con espacios, que te liquida en la contra, y la que es incapaz de controlar un partido, sufre en transiciones defensivas y no logra tapar los huecos de los carrileros.
Candidata por afianzarse y trabajar duro para llegar a pleno. Se especuló con la ausencia de Radja Nainggolan, pero con Martínez, el plantel logró llegar a ese punto que tanto se esperó en el 2014. El momento de Eden Hazard, Kevin De Bruyne y Dries Mertens clave para el buen funcionamiento colectivo.
