Quique Monleón Ciurana

La temporada 22/23 fue de infarto para el Valencia CF. Desde 1985 que se certificó el descenso del club blanquinegro a la segunda división, el club de Mestalla no había estado tan cerca del averno como la pretérita temporada.

Hoy estudiaremos a algunos de los protagonistas que llegaron con opción de cedido a la capital del Turia con tal de defender de forma efímera el murciélago blanquinegro y tapar el agujero que tenía el Valencia en muchas de las posiciones del terreno de juego.
Después de una temporada mortal para jugadores, entrenadores y por encima de todo, aficionados, una camada de futbolistas abandonaron el club de mestalla, véase por no querer seguir en el club después de la nefasta gestión de la temporada o por el simple hecho de haber estado cedidos, casi una decena de futbolistas abandonaron al Valencia llegado el 30 de junio.

Una miscelánea de rendimientos es lo que condecora a estos futbolistas, que sirvieron mejor o peor a un equipo que rozó los infiernos hasta la última jornada pero, habiendo aparecido un santo (Rubén Baraja) pudieron sanar el destrozo realizado durante las 38 jornadas.
A continuación, veremos cómo llevan su temporada esos “superhéroes” que salvaron a un dañado Valencia que acabó pidiendo la hora para lograr un objetivo nunca pautado por la directiva de un gran club, pero que ya nos estamos acostumbrando al principio de cada temporada a que ésta sea la meta a lograr.

Nico González

El futbolista gallego llegó a la entidad del Turia con el ego subido. El futbolista, procedente de la Masía, donde Xavi no contaba en absoluto con el hijo de la leyenda deportivista “Fran”, veía que el centrocampista necesitaba una cesión para curtirse durante los últimos coletazos de un Sergio Busquets que seguía siendo incansable para el técnico de Terrassa.

Los primeros meses de Nico fueron complicados, dejando episodios en la prensa donde el futbolista dejaba claro que el Valencia no era un equipo a su nivel provocando que éste visitara el banquillo en innumerables ocasiones causado ello por su soberbia y comportamiento altivo. Cuando la educación y el respeto hacia la entidad pareció calar en Nico, se lesionó en el último partido de 2022, habiéndose convertido en un fijo del once y que el Valencia parecía jugar algo más tranquilo con el norteño sobre el terreno.
Tras su recuperación, llegó el cambio de entrenador tras la paupérrima gestión de vestuario por parte de Gattuso y llegando Rubén Baraja, el jugador volvió a desaparecer sumándole a ello el boom de los canteranos con casos como Javi Guerra que no fue otro que el causante de que el Valencia siga en primera división.

Una vez terminado el partido en el Villamarín que certificaba la estancia del Valencia un año más en primera, el ex-culé hizo las maletas hacia Barcelona para ver si de una vez por todas, podía ser continuo para Xavi. Contra todo pronóstico aunque esperado, el técnico catalán volvió a ponerle la cruz enviándolo permanentemente al Porto donde está siendo meramente importante tras un inicio donde la pareja Varela-Eustáquio le hubo sobrepasado pero el futbolista no se dio por vencido aprovechando sus oportunidades y ya sumando 5 titularidades seguidas mostrando confianza y galones a un Conceiçao que se deshace en halagos a un jugador que ha pasado de ser individualista a líder de vestuario.

Ilaix Moriba

Si hablamos de empeoramiento, el nombre de Ilaix se nos viene a la cabeza de inmediato. De perla azulgrana a ser relegado al Getafe de Bordalás donde tocará ver qué es del futbolista ya que todavía no ha podido debutar a causa de la Copa África.

Para el futbolista guineano, la pasada temporada no fue la primera con el conjunto valencianista ya que el centrocampista, de un carácter más ofensivo pero que empleaba su buen físico para ganar duelos, llegaría del Leipzig a Mestalla la temporada 21-22 de la mano de un Bordalás que sacó todo el jugo posible a un jugador que digamos que es… limitado.
La temporada de Ilaix no fue mala: gran suma de titularidades y rocosidad en el centro del campo que llevaron al Valencia a conseguir su 2 final copera en un término de 3 años donde el africano brilló dándole el pase de gol a Hugo Duro que permitía soñar a un equipo que acabó muriendo en la orilla a causa de un jugador que después trataremos.

Tras esa final, Ilaix se despidió de la afición, habiendo enamorado a Mestalla, teniéndola en el bolsillo por su capacidad de hacer vestuario y ser un risueño niño con ganas de demostrar lo que en Barcelona no pudo.
El destino quiso que ambos frentes volvieran a juntarse y en el verano de 2022, el centrocampista recaló nuevamente en las arcas de Mestalla.
Habiendo comenzado muy bien, con la confianza de volver a sentirse jugador y siendo inquebrantable para el técnico italiano, Ilaix parecía verse nuevamente en la situación ya pasada: un entrenador que confía a ciegas en él pese a sus errores (a veces notables) y que buscaba sacar lo mejor de él como se hubo hecho en la anterior temporada con Bordalás.

Cuando todo parecía encaminado a que el Valencia acabase con los derechos del jugador y hacerlo una pieza para futuribles temporadas, el mismo sujeto que con Nico se cruzó en el camino: Rubén Baraja. El futbolista pasó de inquebrantable e insustituible a ser una pieza olvidada y de banquillo que siempre que salía mostraba que el escudo de equipo tan magnánimo con el Valencia le quedaba grande. Dicho fue que, acabada la temporada, tomó el vuelo a Leipzig donde volvió a quedar relegado a causa de ser altivo y creer más de lo que es: un futbolista limitado que nos lo pintaron como gloriosa por el simple hecho de haber salido de la cantera culé.

Para destapar totalmente a Moriba, solo hay que ver donde ha acabado: el Getafe (nada en contra del Getafe) solo que cuando llegó a Valencia, el futbolista era considerado como un salvador como todos estos que veremos en la lista de hoy pero, si es un salvador ¿por qué el Barça decidió rehusar de él al igual que el Valencia? simplemente: NO TIENE NIVEL PARA PRIMERA.

ERAY CÖMERT

Posiblemente, uno de los futbolistas que más echa en falta la parroquia valencianista por su entrega y buen rendimiento defensivo, el suizo se encuentra cedido en el Nantes de la liga francesa, siendo incondicional para un ex-técnico valencianista como es Claudio Ranieri y haciendo sonar los cantos de sirena de que el de centro Europa estaría cerca de cerrar su incorporación permanente al club de la bretaña francesa, donde ha sido titular indiscutible y dicho conjunto está más que dispuesto a abonar los 2,5 millones que costaría amortizar la operación por la que aquí en Valencia se tiran de los pelos ya que Eray es un jugador más que empleable como se vio la pretérita campaña, sentando a todo un Gabriel Paulista para compartir zaga con Diakhaby, quien estuvo también imperial, y dejando imágenes en la retina valencianista, la más conocida, cuando frenó el ataque de Vinicius JR con otro esférico inentendiblemente presente en el campo.

Los números cuajados por Eray esta campaña son dignos de que el Pipo se fije y puje por la vuelta del jugador. 16 partidos habiendo anotado un gol son porcentajes más que dignos para un central que tuvo una primera temporada en la capital del Turia un tanto irregular de la mano de Bordalás, donde no pudo hacerse con un puesto de la zaga pero que siempre demostraba que era una pieza más que empleable en la rotación.

Llegado el mercado de verano, el Valencia tuvo que deshacerse del futbolista, una plaga de centrales fue lo que se hubo creado en el conjunto blanquinegro siendo Eray el condicionado por el gran número de futbolistas y el que saldría a Francia para demostrar que es un futbolista más que óptimo como ya le enseñó al Pipo los últimos coletazos de la pretérita campaña.

Lo justo con el suizo sería dejarle acabar la temporada en Nantes (lo que se va a acometer) y traerlo para completar la pretemporada y hablar de su futuro ya que, como todos sabemos, por mucho que un club busque realizar la operación de un futbolista ansiado estando cedido, este sujeto tiene un club y deberá volver a éste de procedencia para dejar claras las intenciones y abrir vías correspondientes a quedarse o empezar una nueva aventura más allá del club que le incorporó antes de cederlo.
Todo está por ver con el jugador, teniendo la pelota en el tejado el Valencia, quien sabe de la decisión del Nantes por hacerse con los servicios y deberá decidir una vez empezado el mercado de verano si contar con el montañés o perderlo.
Uroš Račić y Samu Castillejo
Dos de los futbolistas que, a pesar de la infinidad de oportunidades que se les dio en la capital valenciana, no demostraron estar al nivel de la entidad fueron tanto serbio como andaluz.

El balcánico se unió a las filas del equipo español en 2018 procedente del Estrella Roja, siendo aún un pipiolo yéndose cedido al Tenerife, donde tuvo buenos minutos volviendo intentando el equipo tinerfeño el hacerse con los servicios de un centrocampista que tenía buena pinta y en la isla lo querían.

No aceptando esa oferta el Valencia, el futbolista serbio se fue a portugal, concretamente al Famalicao donde estuvo 4 temporadas, demostrando seguridad y cumpliendo la función de ser un seguro en el centro del campo de los lusos, desarrollando facultades como el ser temperamental, caer entre centrales para sacar el balón jugado y mejorar esa visión de juego ofensiva que ya se le vio en Tenerife. Volvió Racic a Valencia ocurriendo lo mismo que a Cömert: sobrepoblación en su posición, es por ello, que cogería nuevamente las maletas a Portugal esta vez a Braga, donde su estancia fue efímera y excesivamente más corta que la pasada en Famalicao no pudiendo enseñar lo que en el país luso una vez ya demostró: el ser un futbolista en el auge de su madurez y que podía liderar un medio del campo sin contemplaciones ni despeinarse.

Acabada la cesión en Braga, volviendo por enésima vez a Valencia, el futbolista pudo percatarse al fin que su casa no era Valencia, que los de Mestalla rehusaban de su potencial, el balcánico había sido/era prescindible para todos los entrenadores que hubo tenido y que er el momento para dejar de una vez por todas las casa valencianista que un día vio potencial en él pero la relación parece haberse acabado ya con el jugador en el Sassuolo, sin mucho protagonismo (9 partidos y 1 gol) que dan a entender que no tiene el nivel para un equipo estable de las 5 grandes ligas y que, tal vez, debería encontrarse con su mejor nivel nuevamente en lugares como Portugal o Serbia donde fue lo que más allá de las zonas de confort no ha podido ser.
Su acompañante en la estancia italiana, que muchos amigos de Valencia no se llevó:

Samu Castillejo.

El malagueño, que llegó con el cartel de estrella de la mano de Gennaro Gattuso, con el que coincidió en Milán y supo sacar su mejor nivel, empezó como un puñal por la banda derecha de Mestalla, deshaciéndose con cierta facilidad de sus defensores mezclando explosividad con experiencia/veteranía. Tras una primera vuelta donde fue de lo único destacable en un desangrado Valencia, el futbolista tocaría fondo y se toparía con un condicionante que no le dejó seguir mostrando el buen nivel del primer compás de temporada: Rubén Baraja y por encima de todo, Carlos Marchena.

El vallisoletano y el andaluz llegaban con las ideas claras al banquillo del estadio al que tanto habían maravillado en su estancia como jugadores. La primera idea estaba clara: sacar a todo aquel de comportamiento obsceno y que pudiese desconfigurar el buen ambiente que, sin prisa pero sin pausa, se fue formando en casa Valencia y uno de esos jugadores sobrantes para el Pipo no era otro que Castillejo, quien, aún siendo de los mejores pagados de la plantilla, salía públicamente a criticar a un equipo que le había dado la oportunidad teniendo el jugador un nivel cuestionable y muy fugaz.

Habiendo acabado la temporada, los números de Samu fueron tétricos: desde la salida del técnico italiano en febrero y la llegada de Baraja, el jugador estaría sobre el terreno de juego de forma muy esporádica, dándole Baraja oportunidades a un Fran Pérez o Diego López que serían la sensación del último empujón por parte de la familia valencianista en una temporada más que complicada donde hasta la última fecha no se supo si el equipo sería de primera división.

Una vez llegado el mercado estival, tanto Valencia como el jugador lo tuvieron claro: los caminos debían separarse casi por la salud de ambas entidades. A día de hoy, el Sassuolo es 15 en la Serie A pues Castillejo está viviendo una situación parecida a la del pasado año, pudiendo ver aquí que el futbolista no da para más y no es tanto como en sus miles de entrevistas decía que era al mismo tiempo que menospreciaba al Valencia.

Samuel Lino

Otro Samuel pero brasileño y que jugaba por banda izquierda es Samuel Lino. El futbolista carioca, con pasado en el fútbol portugués, firmaría por el Atlético de Madrid como una de las apuestas a futuro para el conjunto del Cholo que, prueba de ello, lo envió cedido al Valencia para que pudiera foguearse y llegar repleto de confianza tras una temporada en la élite y así hacerse más fácil con el hueco en el once de los colchoneros, un hueco con el que cuenta a día de hoy.

Lino llegaría al Valencia con una cara distinta a la del otro Samuel que llegó con él esa misma campaña. Mientras Castillejo, ya curtido y con 29 años, iba de gallito por el vestuario valencianista, Samu Lino, en voz baja, maravillaba a la afición valencianista con su buen desborde y llegada al área teniendo que mejorar en aspectos como el del gol que acabó aprobando metiendo 8 goles en las 2 competiciones que disputaba el brasileño con los ches.

En un abrir y cerrar de ojos, el sudamericano se hizo con un puesto ocupado por Bryan Gil el pasado año a la 22-23, un futbolista andaluz que también llegó a sonar mucho para los de Mestalla y al que le sucedió algo parecido a lo de Lino: le faltaba ese instinto goleador para acabar de ser un extremo perfecto, un instinto que hoy, y lejos de Valencia, parece haber encontrado el bueno de Samuel quien, ha aprovechado la salida de Yannick Carrasco y que Riquelme aún está muy verde para hacerse con la titularidad habiendo convencido al Cholo quien ha puesto al de Santo André 19 veces en la titularidad.

Sin dud, Lino fue uno de los cedidos que mejor salió al Valencia, el futbolista fue paciente y en ningún momento se le fue la boca más de lo debido como a otros sí les pasó, participó en todos los encuentros del curso regular y materializó goles como aquel de la jornada 37 ante el RCD Espanyol que significó un punto valioso para un Valencia que se salvaría por la mínima en gran parte por el brasileño quien ocupaba un carril izquierdo que sigue dejando dudas esta temporada con Sergi Canós, futbolista que tiende mucho a lesionarse, Amallah, que ni está ni se le espera o Jesús Vázquez, a quien también se le ha visto en esa banda compartiendo lateral con Gayà pero que tampoco está para echar cohetes.
Sin duda, Lino sería el único futbolista de los cedidos la pasada temporada al Valencia al que se le daría una segunda oportunidad por el trabajazo que realiza el jugador en la faceta ofensiva y lo mucho que se compenetra con los futbolistas de ataque. Sin duda, fue un jugador al que le faltó demostrar algo más en casa valencianista y que, después del boom que ha dado esta temporada, es cosa difícil que ponga rumbo nuevamente a la capital del Turia y solamente viva en el recuerdo de los valencianistas que pudieron disfrutar menos de lo que les hubiese gustado de un jugador con unas características que hacia tiempo no veían por Mestalla (posiblemente desde Gonçalo Guedes).

Justin Kluivert

El último del que hablaremos hoy y leyenda de una ex leyenda del fútbol como es Patrick Kluivert, quien también tuvo su paso por la ciudad de Valencia (fue su último año como profesional, llegando gratis jugando muy esporádicamente por la edad) es Justin Kluivert.

El hijo del gran futbolista neerlandés es todo un trotamundos con 24 años: ha estado en las 5 grandes ligas europeas (Roma, Leipzig, Niza, Bournemouth y Valencia) habiéndose convertido en un futbolista que ha marcado en estas 5, todo un récord para un jugador que no ha superado los 25 años de edad y que aún está a tiempo de asentarse en un club que le dé continuidad ya que, mínimamente, le quedan 10 años de buen fútbol.
Justin llegó a Valencia tras desentenderse tanto de Niza como de Roma (este último, equipo que tenía sus derechos de posesión) embarcándose en una liga española donde pareció caer con buen pie, siendo un futbolista polivalente puesto que, pese a ser un jugador corpulento y un incordio para los defensas en el juego de espaldas, también poseía esa electricidad que le ayudaba a dar buenos slaloms ayudándole a jugar tanto en banda como en punta, donde acabó su temporada en Valencia y desde donde llegaron la mayoría de goles que el neerlandés introdujo en porterías rivales.

Con un buenos números (6 goles en 31 partidos), nada mal para un futbolista no acostumbrado a ser un killer de área (más un pasador o el que encuentra los espacios) el pequeño Justin encarriló y enamoró mediante su esfuerzo, carácter y que desde el primer momento quiso quedarse una vez cumplida la cesión además, dejó momentos icónicos como el “mira Mestalla qué guapo” que, por una tontería que parezca encarrila a una afición tan joven y que lo estaba pasando soberanamente mal que con gente como Justin, mantuvo la esperanza de no darse el susto de la segunda división la ya pasada y borrable temporada 22-23.

En cómputo general, son diferentes niveles los mostrados por estos futbolistas considerados por ellos mismos como “héroes” tras lograr un objetivo nunca considerado como principal para una entidad como el Valencia. Gente como Lino, Nico o Kluivert, que mostraron un rendimiento más que aprobable en la ciudad de Valencia, sin duda, serían de ayuda en el objetivo de conseguir la machada de Europa este año (puesto que el Valencia, por mucho que diga Baraja, está salvado y lejos del que parece ser, el nuevo objetivo del Valencia de Peter Lim que es la permanencia) mientras que otros como Racic o Castillejo, cuanto más lejos tenerlos del buen ambiente que se está formando en el vestuario valencianista, mejor.