Fue una de las sorpresas más gratas de la pasada temporada y, de manera inexplicable, ha desaparecido. Marcos Llorente se ha diluido con una fuerza brutal, como si de un río en época de sequía y se tratase, y realmente resulta muy complejo identificar cuáles son los motivos que explican este hecho.

Muchos achacan este bajón a la pésima planificación del plantel del Atlético de Madrid y a la gestión de Diego Pablo Simeone de esas piezas. Que Marcos Llorente haya tenido que jugar varios partidos como lateral diestro (y ahora más sin Kieran Trippier) obliga a que un futbolista de mucha presencia en área contraria se pierda.

Su rendimiento de la temporada pasada se potencia precisamente ahí, cerca del área, a la hora de anotar goles o de regalarlos a sus compañeros. Potencia, velocidad, determinación, calidad y físico que no estamos viendo este curso.