Argentinos Juniors se impuso 1 a 0, con gol de Pisculichi, sobre un ya descendido Olimpo y lo utilizó como impulso para escalar lugares en la tabla de posiciones y seguir soñando con entrar a la Libertadores 2019.

 

En el encuentro que daba inicio a la jornada 24 de la Superliga Argentinos demostró ser superior desde el arranque, ante un Olimpo que no demostró mucha resistencia teniendo muchas distracciones e imprecisiones tácticas desde el inicio y cedió antes los ataques del Bicho. Apenas pasados los 9 minutos, el experimentado Leo Pisculichi demostró que tiene aún la zurda bien calibrada y sorprendió al arquero aurinegro con un fuerte disparo esquinado, el conjunto dirigido por Alfredo Berti se ponia en ventaja.

Luego del gol no hubo grandes cambios en el transcurso del juego, Argentinos seguía siendo dueño de la pelota y trataba de dañar a Olimpo mediante las bandas. Gracias al buen trabajo en el medio campo de Fausto Montero y Gastón Machín, quienes no cedieron ante ningun intento de ataque aurinegro, el bicho dominó el primer tiempo sin muchas complicaciones.

Ya en el complemento, el protagonista del encuentro fue, sorprendentemente, Olimpo, que a pesar de no deslumbrar con su juego, supo incomodar al arquero Cháves. Llegando el final del encuentro, el arquero del Bicho le tapó un remate a Lucas Mancinelli que bien pudo sido el empate en el Diego Armando Maradona.

Tras esa jugada surgió algo que iba a generar revuelo en el equipo aurinegro: tras un córner, la pelota pareció dar en el brazo extendido de Nicolás González, el árbitro Pablo Dóvalo se llevó el silbato a la boca, pero parece haberse arrepentido en cuestión de instantes. Todo Olimpo se fue sobre el juez reclamando el penal y el cierre del partido fue a pura polémica.

Esta victoria le dió al Bicho tres puntos de oro en su lucha por ingresar a la Copa Sudamericana. Aunque en La Paternal no se conforman: saben que con este triunfo quedó a dos puntos de Talleres, el último en clasificarse, y el sueño de jugar el máximo certamen internacional no decae.

Por Franco Avila