Robertone, y un abrazo al alma. PH: Prensa Vélez

En un partido muy trabajado, Vélez le ganó 1 a 0 a San Martín de Tucumán y enderezó un poco su andar en la Superliga.

La vuelta al fútbol como local, después de la dura derrota contra Boca y de la Fecha FIFA, ilusionaba con creces al público velezano que se iba acumulando en la popular izquierda colgando las banderas azules, blancas y con algunas tonalidades de rojo y verde.

Debemos rescatar la trascendencia de este encuentro. Que no era cualquier otro. Porque hay que tener en cuenta la situación del Santo Tucumano que todavía no puede hacer pie en esta Superliga (no ganó en sus anteriores 3 partidos) y que también Vélez no se despidió del fantasma del descenso. No está tan complicado como en otras oportunidades, pero nunca es bueno confiarse del todo. Con este contexto, se trasluce que fue un partido clave por la zona roja.

Gabriel Heinze, para esta ocasión, optó por sostener algunos nombres, pero cambiar el esquema. Así pasó de rotar su 4-2-3-1 a un 4-3-3 bien marcado, y también con un carácter más ofensivo. Los resultados acerca de si funcionó, ya se plasmaban en los primeros instantes. Gastón Díaz fue un nombre clave para el ataque. A pesar de su condición de defensor, su aporte en cuanto a desbordes y llegadas hasta el fondo fue esencial. Quizás tuvo mucha participación porque el equipo estaba jugando bien. La idea de juego estaba dando sus frutos, las transiciones eran veloces, los cambios de posición eran constantes y bastante interesantes. El piberío estaba demostrando que con condiciones favorables pueden mostrar su valor.

Nico Domínguez fue uno de los primeros que empezó a probar el área tucumana. Después de aprovechar un buen centro raso de Díaz, disparó cerca del palo derecho. Esta jugada fue un puntapié decisivo, ya que empezaron a caer ocasiones a  vendavales. Abram tuvo la suya, y Ramis también tuvo varias. La más destacable fue cuando gambeteó, se metió en zona de peligro y cuando Arce estaba de rodillas, definió con toda la potencia posible reventando el travesaño. Así provocó que el “Uhhhhh” de la hinchada suene con furia.

El plantel de Forestello iba a superar toda esta arremetida sin que su valla se vea vencida. Así que se dio el lujo de avanzar en el mediocampo y disparar al arco. Eso fue recién a los 30 minutos, cuando Nico Giménez envió la pelota sin mucha fuerza a las manos del ecuatoriano Domínguez que controló en dos tiempos, seguro y sin complicaciones. El mismo volante bonaerense después de esto, volvió a su sector para taparle un remate a Bouzat que se iba derechito hacia Arce.

No iba a pasar mucho más hasta que a Vélez por fin se le abriera el arco. Una jugada que comenzó en la banda derecha, y después de un buen centro por abajo de Cufré, Robertone apareció libre de cualquier marca existente para definir al lado del palo derecho y así conseguir el primer gol de la tarde.

El Fortín se apuró demasiado en el encuentro. Antes ya de que finalicen los primeros 45’, empezó a planchar la situación. Gastón Giménez se hizo amo y señor del mediocampo. Controló los tiempos, supo aprovechar las ocasiones y la floja resistencia de la defensa del Santo. La cuál en el complemento sufrió modificaciones tanto de ingreso, como posicionales, con el objetivo de ajustar un poco las tuercas flojas. Claramente eso no se logró. Siguió siendo endeble, lenta, y con mucha distracción.

Los dirigidos por Heinze se asomaron menos en la segunda parte. La más clara de todas fue un centro atrás de Díaz (cansado de desbordar) para Robertone que le pegó al palo. Clarísima la ocasión que pudo haber sentenciado el asunto.

La única oportunidad en la que San Martín amenazó con cambiar el rumbo del partido fue cuando le cayó un pase, desviado en el camino, a Figueroa, quien con furia definió por arriba del travesaño, a pesar de tener una muy buena posición, y de tener tiempo para acomodarse mejor. Esta sola jugada fue uno de los pocos momentos en que la parcialidad local sufrió.

Para finalizar, continuó el monólogo. Vargas tuvo la suya, Salinas inclusive. Pero no se llegaba al 2-0. No fue necesario para ratificar la victoria porque ese fue el final del cotejo.

Mucho para analizar de ambos bandos. Primeramente, los de Liniers no sólo lograron un buen triunfo, sino que además mostraron muy buen fútbol. Sí, es cierto que la segunda etapa fue más laboriosa que nada, pero aun así pueden traslucirse muchas cosas interesantes. Ya sea los buenos rendimientos de Giménez, Robertone, Cufré, Vargas (que ya no es noticia), o la capacidad para crear varias chances de gol. Eso sí, es necesario mejorar la puntería de cara a lo que se viene.

Por el lado de San Martín, es preocupante el estado actual. Se ve que cuesta hacer pie en Primera División. Porque no se ven rápidos sus delanteros, es difícil tirarle puras pelotas al Taca Bieler esperando que haga un milagro, tampoco puede observarse buena coordinación en la defensa que se mostró lenta, abierta, con distracciones alarmantes. También hay fallas en el centro del campo, se apuesta mucho al pelotazo y se saltea esa faceta sin más. Hay mucho que mejorar para permanecer en la máxima categoría del fútbol argentino. Divide solamente por una temporada, pero si eso no se transforma en una ventaja, termina siendo la perdición.

 

Por Leandro Quiroga