El partido entre el Gallito y Almagro se suspendió a falta de 15 minutos debido a incidentes fuera del estadio. El resultado parcial era de 2 a 0 a favor del Tricolor.

El fútbol es un espectáculo. Lamentablemente, muchas veces se ve opacado por razones que poco tienen que ver con el deporte. En el Estadio Nuevo Francisco Urbano se dio una de estas razones. Una pelea (fuera del recinto) entre la policía y la barra, culminó en un partido suspendido, un disparo a quemarropa, gas lacrimógeno dentro de la cancha, chicos llorando y familias indignadas.

Del partido no hay mucho que agregar, y ahondar en detalles sería restarle importancia al principal hecho de violencia. El equipo visitante fué muy superior al Gallito. A los 18 minutos del primer tiempo, Leonardo Acosta ponía el 1 a 0 tras un error de Julio César Salvá; y siete minutos después, Joaquín Susvielles hacia lo propio, tras un error de la defensa local, para poner el 2-0. Este resultado, acompañado del PESIMO arbitraje de Ramiro López -que favoreció muchísimo a Almagro-, generaba un ambiente picante.

Sobre el final del primer tiempo, dos hinchas casi se van a las manos por una discusión sobre el juego. El aire estaba muy tenso en el Oeste.
Cuando parecía que Morón podía dar un poco más de pelea, un sector de la popular empieza a asomar la cabeza hacia afuera del estadio, de donde provenía bastante humo y se oían una gran cantidad de disparos. Toda la hinchada pasó de prestarle atención al encuentro, a tratar de descifrar lo que ocurría en los alrededores del estadio.

Llegados los 30 minutos de la segunda parte, la humareda ingreso a la cancha y el arbitro decidió suspender el encuentro debido a que las condiciones no eran las adecuadas.

Lejos de terminar, la situación se ponía aún más intensa cuando un agente de la fuerza le disparó a quemarropa a un hincha que se encontraba en la popular. Esto desencadenó una lluvia de insultos por parte de toda la hinchada. Luego vino el gas lacrimógeno, dentro de las tribunas, que llegó hasta la platea y a los ojos de todos los que allí estaban. Si bien estaba a una distancia considerable, fue lo suficientemente fuerte como para hacer llorar a muchos niños e, inclusive, a algunos mayores.

Confusión, incertidumbre, llanto, indignación, un hombre desmayado en medio de la popular, una platea tirándole objetos a la policía debido al uso excesivo de la fuerza…todo eso -y más- fué lo último que vio el estadio. Un espectáculo que se transformó en un drama.

En los proximos días, la AFA evaluará si decide jugar los 15 minutos restantes y qué sanciones se llevarán a cabo.

 

Por Leonel Cabello