Con tres goles del histórico delantero, Deportivo Morón le ganó 3 a 0 a Los Andes, que descendió a la B Metropolitana.
El alumno que no cumple sus tareas a lo largo del año a veces intenta salvarse en el último examen. De forma agónica busca compensar sus falencias en un solo momento. A veces es posible, otras no.
En este caso, el alumno era Los Andes. Tuvo un rendimiento pésimo a lo largo del torneo. Con decir que recién en la fecha 13 logró un triunfo , es demasiado. Y encima no fue de local, porque se logró en Vicente López ante Platense. A marzo se llevó las materias de buen juego, precisión, creación, y garra. La instancia final era el encuentro contra Morón. Y para colmo no dependía de sí mismo. En el sur, Quilmes definía ambos destinos recibiendo a Olimpo, ya descendido en la fecha anterior.
Claramente en el inicio del juego, el Gallito tomó la iniciativa. Sus problemas con la zona roja se terminaron antes de tiempo. La preocupación ya no existía luego de vencer a Rafaela en Santa Fé la semana pasada. Por lo tanto manejaban la pelota con tranquilidad y sin apuros. En cierta parte, ambos conjuntos no abundaban en desesperación. Por el momento como las cosas en el Centenario no se movían, en zona oeste tampoco. Tal como si fuera un entrenamiento, se prestaban la pelota de a momentos. Pero siempre sacaba un poco más de diferencia el dueño de casa. Mínima. Pero la sacaba al fin y al cabo.
Al redondear los treinta y dos minutos se produjo lo peor para los de Lomas de Zamora. Gol de Quilmes. Anselmo puso la diferencia ante el Aurinegro. Y la desilusión era gigante (en los hinchas, porque los jugadores no se enteraron hasta el entretiempo). Con ese resultado era imposible salvar la categoría.
En el complemento se notó claramente.. Los dirigidos por Juan Carlos Kopriva se esforzaban en vano. La imprecisión los dominaba. No los dejaba crear. Era una utopía a esta altura buscar la diferencia en el marcador.
El equipo de igual manera, iba hacia adelante. Sin ideas, y sin un nueve que esté inspirado. Porque Lenci tuvo, quizás, una de sus peores tardes. Chacana estaba solo, porque él sí estuvo en buen nivel, pero si no encuentra conexiones…
Ya cuando los sesenta minutos estaban en el marcador, llegó el cachetazo definitivo. Nicolás Ramírez filtró un gran pase para el recién ingresado Damián Akerman. Éste se acomodó y definió bien ante la estirada de Requena. Y ahora sí, con dos goles en contra (Si consideramos la situación en Quilmes sumada al tanto recibido) todo se encaminaba para el peor desenlace. No hubo forma de detenerlo ya.
El delantero uruguayo continuó expandiendo la cuenta con sendas asistencias del número diez del equipo. De esa manera selló el resultado ante el Milrayitas que nunca llegó a reaccionar. Kopriva que hizo muchas cosas bien, se desmoronó. No supo meter los cambios necesarios, y ya a lo último sacó a Dimas Morales para no exponerlo más. El lateral sufrió mucho con el ataque por su banda, y lo mejor era sacarlo del campo de juego.
El castillo de naipes no sólo se desmoronó, si no que también fue pisoteado cuando en zona sur, la cosa se convirtió en goleada contra los bahienses. Un contexto completamente desfavorable.
Fue final nomás. Apenas pitó el árbitro, Gustavo Turraca, Adonis Frías y Franco Peppino se desmoronaron en el suelo con las manos en la cara. Imagen típica de una derrota en una final, o de un descenso en este caso. La mascota oficial de Morón, el famoso Gallo, fue y consoló a todos. Primero lo agarró a Sagarzazu que no paraba de llorar, después uno a uno los fue abrazando. Una imagen que ablanda el alma en cierto modo.
El local no podía contener la alegría. Principalmente la platea que festejaba y ovacionaba al autor del hat trick, que contento con la pelota en sus manos ,repartió declaraciones por todos lados. “Damián no se va” era el canto que sonaba en las tres tribunas y que resultaba ensordecedor.
Nada más que agregar. Descendió Los Andes. No hubo milagro. A pesar de que creció la ilusión tras la victoria contra Temperley, falló el Sprint final. Para colmo, en ese período, Quilmes se encendió y logró varios puntos importantes como contra Nueva Chicago.
La culpa tampoco es de Kopriva. Él tomó un equipo muerto. Que no tenía ni un mínimo de futuro. Le dió esperanza. Buen juego de a ratos. Pero no alcanzó.
¿Es merecida la permanencia del Cervecero? Por historia y por aprovechar los momentos claves, si. Pero nada más. Ni siquiera su gente lo festejó de gran manera. Porque están acostumbrados a sufrir en Primera División, pero en la B Nacional no. Era un desahogo, para decir que no merecían esa situación.
Ahora en Lomas ,serán tiempos de cambios, de limpiar jugadores, de renovar plantel, de buscar otros nuevos por los préstamos que se vencen. Una nueva historia se inicia, en una categoría menor, y buscando seguramente la pronta vuelta al segundo eslabón del fútbol argentino.
Por el lado del Gallo, se tiene que organizar pensando en la próxima temporada. No hay más promedios. Así que por ese lado no debe preocuparse más. Pero los puntos se tienen que sumar. En esta ocasión llegó con soltura a la última fecha, con la salvación conseguida, pero nunca hay que confiarse con lo que está por venir. Ahora, la permanencia es suya y la tiene que hacer valer.