Borja Pérez
Los nervios superan al fútbol en Son Moix
El RCD Mallorca recibió a la Real Sociedad en Son Moix, estadio encargado de albergar la ida de las semifinales de la Copa del Rey. Con la necesidad de disputar ida y vuelta para acceder a la final, al contrario que durante el resto de la competición, el plan en ambos conjuntos fue muy alejado al de un partido vistoso de fútbol.
Los 22 futbolistas saltaron al césped y, a pesar del gran ambiente de la grada que podía incitar a los locales a volcarse hacia la meta visitante, el guion inicial se basó en estudiar los movimientos del contrario y hacerse el menos daño posible, como si de un pacto entre ambos entrenadores se tratase. El primero en agitar el duelo sería Abdón Prats para el Mallorca, con un remate desde dentro del área. A pesar de que los locales siguieron acercarse durante los siguientes minutos, la primera mitad se cerraría con la más peligrosa para la Real Sociedad tras un centro de Barrenetxea que remató Umar Sadiq por encima del larguero.
Esta ocasión sería simplemente el comienzo de una pesadilla para el delantero nigeriano, que, en la segunda mitad, contó con hasta tres ocasiones más para adelantar a su equipo, pero, de forma incomprensible a sabiendas de su olfato goleador, no consiguió batir al meta mallorquín en ningún momento. Así, con una debilidad ofensiva notable en ambos equipos, el encuentro se acabaría con el marcador inicial, fruto también del gran trabajo defensivo de los bermellones, comandados por Javier Aguirre.
Esto, sin duda, deja la eliminatoria abierta para el día 27 de febrero, cuando se disputará la vuelta en el Reale Arena. Ante la ausencia de goles en este duelo, los planes deberán ser diferentes en ese encuentro para hacerse con un hueco en la final. La diferente situación de ambos clubes en la competición liguera y el factor campo marcan como favorito a la Real Sociedad, aunque, en una competición de sorpresas como es la Copa del Rey y con un rival como el RCD Mallorca, todo está aún por decidir.