David Quiñones
Los de Manuel Pellegrini dominaron, pero nuevamente estuvieron desacertados de cara a puerta.
El Real Betis, tras caer ante el Dinamo Zagreb en Conference League, volvió a tropezar, esta vez en liga, ante el Deportivo Alavés, la tercera vez que se enfrentan esta temporada, en la que en ningún choque los sevillanos han sido capaces de imponerse a los babazorros.
El partido comenzó con un tempranero gol de Samu Omorodion que no subió al marcador por fuera de juego previo de Luis Rioja. La 1ª parte no tuvo muchas ocasiones, fue un partido cerrado, de mediocampo, con un Betis que, como de costumbre, fue el que más propuso, el que más lo intentaba con balón, pero el juego fue demasiado plano, una circulación muy lenta, con la que eran incapaces de romper líneas ante un Alavés que estuvo muy bien plantado, con las líneas bien juntas y cerradas, centrándose en tapar a los jugadores verdiblancos más creativos como lo son Nabil Fekir y Pablo Fornals. También destacar la mala primera mitad de los laterales del conjunto de Heliópolis, en el que pudimos observar a Miranda especialmente incómodo con la compañía de Abde en banda, ya que hablamos de un extremo puro que tiende a recibir sobre la línea de cal, lo que no le permite al lateral sevillano desdoblar al marroquí y realizar sus internadas.
Comenzó la 2ª parte, Marc Roca y Johnny Cardoso comenzaron a empujar al equipo presionando de manera más agresiva, y Fornals y Fekir empezaron a aparecer entre líneas. En ese momento, comenzó el peligro por parte del Betis. El español y el francés dotaron el juego de fluidez y creatividad. Con sus desmarques de apoyo y de ruptura al espacio además del juego por dentro entre líneas provocaron desajustes en la zaga vitoriana, lo que derivó en una oleada de ataques verdiblancos de aproximadamente 20 minutos. No obstante, la falta de gol volvió a hacerse notar y el cuadro heliopolitano comenzó a desesperarse a medida que se acercaba el final del partido, mientras que el Alavés aprovechó la situación para lanzarse al ataque. Cabe destacar el debut de Bakambu, a quien se le pudo ver bastante activo, tirando desmarques a las espaldas de los defensas y generando espacios para sus compañeros.
Como conclusión obtenemos que el conjunto de Manuel Pellegrini es un equipo muy maduro y sólido, al que es muy difícil hacerle daño en su propio área ya que cuenta con defensores muy contundentes pero no especialmente rápidos, por lo que sufrían a campo abierto cada vez que el Alavés lanzaba sus contraataques comandados por Samu; mientras que por parte de los vascos encontramos un equipo muy cerrado con sus líneas muy juntas, esperando el fallo del rival con un juego muy directo, caracterizado por unos rápidos contraataques.