Sergio Ramos soñaba con una noche como la de este miércoles, pero posiblemente sus previsiones se quedaron muy cortas. Después de más de media hora de atención a los medios en la sala de prensa, llegó el momento más esperado. Se vistió de corto para salir por el túnel de vestuarios, donde le esperaban más de 22.000 sevillistas, que desde primera hora de la tarde habían estado haciendo cola para asistir a su presentación. No se hizo de rogar el canterano, que era el primer interesado en vivir lo antes posible esa sensación de volver a estar ante su afición.
«Es un día muy especial y emotivo. Han pasado muchos, pero como el día que debuté aquí, hoy vuelve a ser un día especial, en el que vuelvo a casa. Me sigo sintiendo querido pese a todo lo que ha pasado y quiero dar las gracias por permitirme sentirme querido en esta vuelta. Quiero aprovechar para volver a dar las gracias a todas las personas que han hecho posible que pueda volver a defender este escudo. He celebrado desde fuera todos los títulos del club y somos uno de los grandes equipos de Europa. Para terminar querría repartir este momento mío de felicidad de la forma más sincera. Soy sevillista y vengo a matar por este escudo».
Pero Sergio Ramos no podía estar solo. Ni tan siquiera en el escenario. Su familia, sus cuatro hijos y su esposa, también saltaron al césped para arroparle en un día tan esperado. Y no de su familia, pero casi, son tres personas muy importantes en su carrera. Pablo Blanco, Joaquín Caparrós y Jesús Navas. El coordinador de la cantera, comentaba que «Sergio llegó a la ciudad deportiva una tarde de abril, en etapa alevín. Nos sorprendió su carácter competitivo y su personalidad. Vino un par de días más y decidimos que tenía que quedarse porque era distinto. Me siento muy orgulloso de tenerlo otra vez aquí. Es canterano y tenemos que estar con él porque va a hacernos muy felices».
Joaquín Caparrós reconocía que : «es un lujazo tener a Sergio y a Jesús, dos futbolistas nacidos y hechos en la carretera de Utrera y dos campeones del mundo. Tenemos que disfrutar de ellos. Recuerdo de Sergio que cuando iba a debutar con 17 años le brillaban los ojos, porque sabía que iba a conseguir lo que deseaba desde niño con la camiseta del Sevilla. Me siento satisfecho de que Sergio vuelva porque nos va a dar muchas alegrías». Algo más breve, pero igualmente sincero, Jesús Navas: «Gracias por la acogida a Sergio porque se lo merece. Siempre lo ha dado todo y aquí va a dar el máximo. Le doy la enhorabuena a mi hermano. Sé lo que ha sufrido porque hemos tenido muchas conversaciones y su deseo era venir a Sevilla. Estoy muy feliz porque podemos disfrutar juntos».
Y tras las palabras desde el centro del campo, tocaba acercarse a las gradas para terminar de sentir ese cariño. Como es habitual en este tipo de actos, el fin de fiesta llegó en forma de obsequio para los miles de sevillistas que seguían aclamando a Sergio Ramos. El camero, respondía saludando y lanzando balones a todos los puntos del Ramón Sánchez-Pizjuán mientras sus hijos correteaban por el césped. Una noche que muchas veces había soñado y que quedará para siempre, seguro, en su memoria.
Artículo de David Niebla