Redactado por Quique Monleón Ciurana
Como un singapurense sin idea de fútbol ha hecho caer a uno de los más grandes de España.
El Valencia CF SAD conocido mundialmente (o hasta hace poco) como uno de los equipos punteros tanto nacional como internacionalmente(puesto que el equipo ha tenido un flagrante recorrido en el viejo continente) lleva sumergido en un bucle que se repite temporada tras temporada desde la llegada del máximo accionista a la capital del Turia.
Esta paranoia es clara: fichajes y mejoría del equipo. Todas las temporadas (exceptuando los años de Marcelino (2017-2019) donde el club, a causa de tener al mando gente ( Longoria o Alemany entre otros) que conocía a fondo las necesidades del equipo y estaba puesta únicamente en la mejoría de éste) desde la salida de este órgano que fue fundamental en el desarrollo del club e incluso la consecución de un título copero, la entidad se ha visto contra las cuerdas al no tener una plantilla compensada que le ayude a no padecer síntomas que hasta hace no mucho eran impensables para la entidad blanca y negra: desde el no entrar a Europa temporada tras temporada hasta cataclismos como el descenso.
Pero, ¿qué le está sucediendo al Valencia y quién es el responsable de esto?El síntoma por el cual el València está actualmente en primeros auxilios no es otro que Peter Lim, quien, nada más llegar a la ciudad en 2014 tomando el relevo de Amadeo Salvo, prometió una nueva ruta para el club, prometiendo liquidar la deuda que ahogaba al equipo desde 2008 cuando Juan Soler salió por la puerta de atrás y configurar un equipo al detalle para instalar al Valencia donde merece.
Junto a Lim llegaría Mendes, más que conocido agente de fichajes quien buscaría colocar a la mayoría de sus jugadores en la plantilla de Mestalla para así llevarse esas comisiones que tanto gustan a los magnates.El primer año de Lim fue excelente y tras desembolsar casi 100 millones en fichajes, devolvería al Valencia a la máxima competición europea, aquí empezaba la debacle.
El club dejaría de tener un rumbo fijo a partir de 2015 echando a la primera de las víctimas de Lim, Nuno Espirito Santo quien tras demandar fichajes, vería sus aspiraciones a seguir en el cargo cortadas ya que el mandatario del Valencia no estaba por la labor de desembolsar más después de lo gestionado la temporada anterior. El preludio a la temporada 2015/2016 significaría una venta a la baja de todo aquello que fichó Lim en su primer año como líder del proyecto, llevando al Valencia a unas primeras pérdidas que éste mismo prometió hacer desparecer.
Todo empezaba a oler a chamusquina cuando Gary Neville llegó para suplir a un Nuno que dejaba a un Valencia lejos de los objetivos primarios del club y habiendo sumado por debajo de las expeditivas de un club que ya empezaba a vérselas venir con un líder de proyecto que poco a poco iría distanciándose de su juguete, que iría cogiendo polvo y siendo olvidado. La idea de Peter había dado un vuelco total, buscaba realizar una venganza. Después de haber desembolsado en el club quería recuperar lo perdido al mismo tiempo que pudiese hurgar todo lo posible como cuando en las películas el antagonista quiere ver sufrir a su rival a niveles escalofriantes.
El plan Gary Neville fue donde a Peter se le empezaron a ver las costuras y aquello que quería para el Valencia. Primero, la nacionalidad del entrenador hace muchísimo con una plantilla plagada de hispano hablantes.
Sabiendo que el entrenador tendría estragos para entablar conversación con los suyos, se le trajo para que esta fuese difícil de establecerse llevando así a la ruptura banquillo-titulares puesto que no había una comunicación congruente y se llevara a no saber qué hacer en los momentos de juego. Para suerte de muchos, finalizaría la temporada manteniéndose así el Valencia en primera, lo primero que se hizo fue echar al entrenador (Pako Ayestarán, quien había suplido a un Gary Neville que abandonó el cargo en abril de esa misma temporada a causa de no saber ni él mismo qué ocurría dentro del club). La temporada 15/16 finalizaría sin saber muy bien qué sería del club próximamente. El mercado de fichajes llegaría a su fin y la temporada 16/17 echaba a correr con un Valencia que muy poco había cambiado respecto al año anterior, una plantilla desmembrada y poca calidad sería lo que verían los aficionados de Mestalla durante esa equivalente temporada a su pretérita, un equipo sin alma, que arrastraba el club y con un entrenador, en dicho caso, Prandelli, que señalaba al palco siempre que podía porque la realidad que vivía el Valencia no era otra que la de un club abandonado por su gerente que vagaba hacia un destino marcado, la desaparición por motivos económicos.
La causa del enfado de Prandelli (una falta contundente de refuerzos para engrandecer al equipo) sería la que en un futuro cercano a él condenaría al proyecto más estable que el Valencia ha tenido hasta la fecha: Marcelino García Toral. La “era” del asturiano empezó en un verano de 2017 diferente a los anteriores, donde al parecer, el máximo accionista decidió rasgarse el bolsillo para hacer de la plantilla valenciana un concepto más competitivo trayendo hasta 7 refuerzos a la capital del Turia (Neto,Kondogbia, Coquelin, Guedes, Andreas Pereira o el único que sigue hasta la fecha, Gabriel Paulista) al parecer, se avecinaba un cambio de pensamiento por parte del oligarca que buscaba de una vez por todas plantar al equipo en puestos de relativa importancia.
Al parecer se dio con la tecla y se comprobó que haber fichado era lo que el Valencia verdaderamente necesitaba y así se dio: una campaña espléndida llevó al equipo a la cuarta plaza y la clasificación a Champions, dándole alas a Marcelino para continuar en casa Valencia. La segunda temporada de Marcelino se destaparía como la mejor de la historia valencianista, además de lograr una ansiada copa del rey, ganada después de una década de sequía metalúrgica, el equipo volvió a reformarse aún empezando la temporada dejando que desear aún empezando con incertidumbre, el Valencia acabó entre los grandes y pugnó hasta el final para acometer con la plaza Champions, competición en la que se quedaron en fase de grupos esa temporada pero llegando a semifinales de UEFA Europa League, pese a ello, se volvió a ligar al Valencia con la Champions, competición que volvería a Mestalla la temporada siguiente.
Se había dado en el clavo 5 años después: el Valencia, al igual que todos los equipos, necesitaba rehacer su plantilla con incorporaciones rasgándose un poco el bolsillo, se acometió y los resultados llegaron. Cuando todo parecía un orientado a ser un proyecto continuista, los últimos días de mercado, la élite del Valencia CF, destruía lo que parecía ser un equipo ganador, regalando la columna vertebral del equipo y echando a aquellos que llevaron al club a laurearse de nuevo entre los grandes del continente.
Marcelino, Longoria, Alemany, Parejo o Coquelin, piezas clave del resurgir valencianista, verían la puerta de Mestalla siendo catapultados fuera el club. Sin razón alguna, se derribaría lo que tanto había costado crear sólo porque a un singapurense a 11.116 km de la capital del Turia le apetecía cobrarse venganza después de haber gastado dinero en lo que era su proyecto. Iniciarían las temporadas 2020,2021,2022, 2023 y al igual que pretéritas temporadas, hemos visto un València desconocido, con una plantilla que hacía recordar a aquellas de la primera etapa de Lim y con un baile de entrenadores que no dudaban en soltar la misma cantinela en rueda de prensa: HACEN FALTA FICHAJES.
Porque así es, a día 7 de agosto de 2023 y cerca de iniciar la liga, el Valencia necesita como el comer reforzar todas las posiciones del campo puesto que únicamente cuenta con 16 jugadores del primer equipo, alarmante para un club que coqueteó hasta la última jornada con el descenso.A día de hoy, no se sabe qué pasará en un futuro cercano, lo que sí se sabe es que bajo el mandato de Peter Lim, los años negros en Valencia seguirán siendo consecutivos y quien dice que pronto no veamos al Valencia en la segunda división del fútbol español.