Quique Monleón Ciurana
El actual entrenador del Valencia CF tendrá un ultimátum el próximo viernes ante el Valladolid: en el caso de vencer en Pucela, el Valencia CF seguirá confiando en la leyenda de cara a seguir siendo el entrenador del primer equipo, en el caso de perder, el conjunto ché ya le ha comentado que quedará fulminantemente despedido dados los malos resultados del club en este inicio de temporada. (10 puntos de 42 posibles, siendo el peor registro de la historia de la entidad)
Rubén Baraja se encuentra ante la semana clave para definir su futuro. Tras ya dos temporadas al cargo del primer equipo del Valencia CF (aterrizó en el club ché en febrero de 2023), el entrenador vallisoletano tendrá en Valladolid, una verdadera final donde su cargo como técnico del club donde disputó más de 300 partidos como jugador, corre peligro ante su incapacidad de socorrer a un Valencia que vive sumido en la zona baja de la clasificación desde inicios de temporada.
El actual entrenador del conjunto de Mestalla aterrizo en la ciudad del Túria hace un binomio de años tras una fatídica eliminatoria en octavos de final de copa del rey y una dolorosa derrota liguera (ambas derrotas en Mestalla y ante el Athletic Club), relevando el puesto a un Gennaro Gattuso el cual, pese a tener un inicio pletórico con el conjunto ché, acabaría naufragando, dejándole el cargo a Rubén Baraja, teniendo al equipo en la decimonovena posición. Tras un final de temporada agónico, donde cabe recordar la victoria ante el Real Madrid en Mestalla, el Valencia se salvaría por la mínima dado el cambio radical que haría el conjunto ché, durante los primeros partidos del ex jugador como entrenador, donde sentó a las “vacas sagradas” y aquellos futbolistas que contaminaban el ambiente en el vestuario, dando la oportunidad a futbolistas de la casa que se establecerían como fundamentales en su sistema que caló de buena manera entre el aficionado.
Tras salvar al club de sus amores del descenso a la categoría de plata, Baraja decidiría renovar por dos años más, firmando un contrato que lo uniría al Valencia hasta 2026, siendo dicho contrato, uno peculiar, dado no poseer esa “potestad” de poder exigir el reforzar una plantilla que y anteriormente al inicio liguero, se vio que acabaría sufriendo a causa de lo descompensada que se encontraba y la poca profundidad de jugadores de primer nivel que en ella existía. Pese a lo inadaptada que se encontraba la plantilla al ritmo de competición, dada la falta de liquidez en forma de efectivos que existía en esta, Baraja decidió, una vez finalizado el mercado estival, continuar la travesía por el desierto que supone y ha supuesto para los 14 entrenadores que han pasado por el banquillo valencianista durante la etapa “Lim”el ser entrenador del Valencia durante esta última década.
Pese a no tener el grosso de la culpa, la continuidad de Rubén Baraja corre peligro, siendo el partido en Valladolid (la tierra que lo vio nacer), la última bala para un entrenador que y como sus predecesores, cayó en la trampa de un Peter Lim el cual, pese a no estar invirtiendo en la entidad temporada tras temporada, parece tener ya preparados los más de cinco millones que costaría el despido de un entrenador que y desgraciadamente, ha acabado manchando mínimamente su leyenda dada su tardanza a la hora de abandonar una entidad a la que su directiva: la está dejando morir.
