Quique Monleón Ciurana

Baraja y el Valencia continuarán de la mano (por lo menos 2 años más). El actual entrenador del Valencia obtiene la recompensa de la renovación tras una temporada “heroica” en lo que es la Era Meriton: cuanto más lejos del descenso, mejor. Una vez renovado, se prevé una reunión para lo que será un mercado de fichajes tal y como se nos tiene acostumbrados en Valencia: movido donde se buscará retener cuantas más piezas fundamentales mejor para un Baraja que parece haber prometido amor eterno al club que se lo dio todo como jugador.

El técnico vallisoletano amplía el contrato con el club de su vida por un año más y ya está cerca de encabezar la que será su segunda pretemporada y temporada con el conjunto de Mestalla. Sumando ya algo más de 50 partidos como primer entrenador valencianista, ha engatusado a una afición que pedía la renovación del eterno “8” a gritos. Baraja, pese a no contar con una plantilla al dedillo para competir por las posiciones europeas, ha mantenido viva la llama de la ilusión en un graderío de Mestalla que podría corear su nombre dos temporadas más (ya que el actual entrenador del Valencia tenía contrato hasta 2025 siendo renovado habiendo sido renovado por un año más).

Lo que era un secreto a voces y que parecía haberse enfriado ya es una realidad: Rubén Baraja seguirá al mando de la institución que tanto le ha dado como futbolista y que él buscará dar como entrenador en el caso de que el máximo accionista se lo permita. Pese a una temporada donde el equipo comandado por el Pipo Baraja ha sido sin duda una de las revelaciones, la continuidad de Baraja se puso en incógnita una vez acabada la temporada tras enfrentamientos de este mismo con la dirección general valencianista, donde se vio plasmado en el entrenador el mismo enfado que muchos otros que hubieron ocupado su puesto en el pasado padecieron: la falta de fichajes que desemboca en la imposibilidad de soñar por objetivos más grandes que el quedar en la media tabla. 

Pese al no haber recibido en enero ninguna pieza contrastada y ser negadas muchas posibilidades de mejora de plantilla (Rafa Mir o Carlos Vicente los ejemplos más claros, donde el máximo accionista no quiso pujar hasta el final de unas negociaciones donde hasta los clubes vendedores se pusieron a disposición de las restricciones económicas del Valencia y, aún así, no se pagó ese resto que separó a los futbolistas del club de Mestalla), el técnico de Valladolid nunca se ha mostrado indispuesto a continuar en el cargo que muchas veces a denominado como “el sueño de su vida” ya que son más de 400 partidos los que ha podido disputar Rubén Baraja como jugadores del Valencia, más de 10 títulos ganados en una de las mejores épocas del club, teniendo ya como objetivo prioritario el llegar a la cifra de 100 partidos como entrenador llevando ya 59, números a destacar para el que venía a ser un mero salvavidas tras la destitución de Gattuso y la caída en picado de la institución valencianista a unos puestos de descenso de los cuales se acabó saliendo a falta de una jornada para el final.

La continuidad de Baraja no es más que aire limpio y buenas noticias para el Valencia. El estar en manos de un entrenador que conoce el club mirando más por el bienestar de éste que por el suyo como bien ha dejado plasmado en varias comparecencias (el Valencia lo es todo para mi ha comentado en innumerables veces un entrenador castellano que y al igual que muchos en las calles que rodean Mestalla, sueñan con una prolongación infinita del contrato de este convirtiéndose, de esta manera, en el Cholo Simeone valencianista, concepto que ya ha dejado claro Baraja que le encantaría cumplir pero como ya sabemos, todo depende de un máximo accionista quien parece estar conforme con el rendimiento del entrenador de ahí que se haya dado luz verde a que siga dirigiendo a un vestuario que se ha mostrado siempre a favor de un técnico que ha conseguido contrastar a futbolistas como Hugo Duro (desaparecido el pasado año), Cristhian Mosquera o, sobre todo, Mamardashvili, en la élite del fútbol español además de hacerlos una opción más que considerable para sus respectivos seleccionadores nacionales. 

Firmar la renovación de Baraja es sinónimo de acertar y de brotes verdes en el Valencia CF, significando el seguir dándole bola a lo seguro y que el aficionado pueda ver que desde la entidad se ha cambiado mínimamente la forma de trabajar, habiendo pasado de cesar entrenadores sin ton ni son por el simple hecho de pensar heterogéneamente a lo opinado por el club, a empezar a escucharlos mínimamente y ver con otros ojos que este Valencia necesita urgentemente una mejora notable de plantilla para no verse nuevamente en las mismas tesituras que y cuando llegó un Baraja que le ha dicho “sí quiero” al equipo de su vida como bien hizo al llegar (como jugador) en 2001.

¿Es acertada su continuidad?