Quique Monleón Ciurana
Tiempos pasados tiempos mejores. De fichar en lo nacional e internacional a ver a tus estrellas marchar. Un Valencia más low-cost y empequeñecido que nunca.
De competir hasta la ultima jornada por el tercer puesto, a foguear jugadores y vender piezas clave, el Valencia de Peter Lim se ha vuelto el conejillo de Indias de un Atlético de Madrid que ha pasado de los infiernos a ser casi dueño y señor de uno de los clubes históricos a la deriva en el futbol español, del que ha sacado todo beneficio posible: desde despojarle jugadores franquicia hasta negarse en rotundo a venderle jugadores de interés para el club del Turia.
Del Valencia bronco y copero solo queda el recuerdo. Un club que navegaba firme por España y combatía con fuerza y lucha en Europa, se ha visto empequeñecido desde la transacción que lo llevó a las manos de la familia singapurense allá por 2014.
Uno de los clubes que ha aprovechado la caída en picado de la marca Valencia CF no es otro que el Atlético de Madrid, acérrimo rival valencianista por la tercera plaza en los años pre-Lim que ahora necesita usar prismáticos para encontrar al endeble e irregular Valencia que nos ha dejado el magnate asiático.
El caso Gabriel Paulista ha sido la puntilla y confirmación de que esta rivalidad ya no existe como tal, ya no hay cuartos de final de Europa League ni estamos pendientes del transistor esperando la derrota del otro para certificar la clasificación a la máxima competición europea. El Valencia de Peter Lim se ha convertido en un mayordomo para la familia Gil a la que, en menos de 5 años, ha ofrecido jugadores (que no se han podido concretar) como Jose Luis Gayà o Carlos Soler (a los que, poniendo más leña, iban a ser vendidos por precios insultantes pero quedaron en mero aviso).
Al igual que los comentados no pudieron concretarse, muchos otros sí tomaron rumbo a casa rojiblanca, aquí encontramos gentío como Kondogbia, Daniel Wass o el mismo Paulista, 3 de aquellos 11 hombres que batieron en duelo al FC Barcelona en la final copera que salieron por precios insultantes por la M-30 dirección Madrid, agrandando la herida entre dos clubes que, pese a la rivalidad histórica por seguir la estela de Barcelona y Real Madrid, nunca se han llegado a llevar como el gato y el ratón, siendo aficiones hermanadas por el antimadridismo y el fracaso en fechas importantes de la Champions League (entre ambos han perdido 5 finales de la orejona).
El caso del Valencia es heterogéneo a lo que él ha estado haciendo con el Atlético de Madrid. Los colchoneros, en ningún momento se ha interesado en la venta de aluna de sus piezas clave al club valencianista, no ha estado dispuesto para nada el engrandecer a uno de los rivales como bien ha estado haciendo el club ché, que sólo ha mejorado la plantilla contraria mientras deshacía la suya.
Como en todo negocio, ambas partes esperan un resultado equitativo para si, el caso del Valencia-Atleti es muy distinto y nada equilibrado. Mientras el Valencia, ha ido regalando jugadores franquicia (por los que no ha llegado a sacar 10 millones), el Atlético se ha dedicado a transferir jugadores que no necesitaba y a los que se les había pasado el pan en el Atlético de Madrid. Entre los más sonados, encontramos nombres como Vietto o Gameiro, jugadores sin sitio, de bajo nivel y que Simeone prescindía de ellos cosa que el Valencia aceptaba tragándose un salario y liberando al Atleti de estos.
Como bien dice el dicho “cria cuervos y te comerán los ojos”, estos futbolistas no cuajaron ni dieron el nivel puesto que no tenían el potencial para aquello a lo que aspiraba el Valencia hasta no hace mucho puesto que hay que recordar los dos años 3 años de clasificación seguida por parte de los de Mestalla y, ni Gameiro ni Vietto, eran jugadores para un Valencia iluminado por las estrellas de la liga de campeones.
Los ya comentados solo son los más recientes de este cambio de cromos entre meseta y costa. En otros años, era el Atlético quien se interesaba en futbolistas de casa valencianista, el más curioso es el del entrenador actual del Valencia, Rubén Baraja. El futbolista vallisoletano, empezó su andadura en el balompié con el club colchonero, una vez descendido éste, 12 MILLONES, una barbaridad para la época, fue lo que tuvo que abonar el Valencia a los de Jesús Gil, que las pasaban canutas para subsistir a finales-inicios de siglo e incluso tuvieron que demandar ayudas a clubes como el mismo Valencia, que no se negó a estrechar el hombro con un club que hoy le mira por encima del hombro y hace favores los mínimos, el más reciente, Samuel Lino, el cual el Atlético no dudó en rescatar y no dar una nueva oportunidad al Valencia de disfurtar una temporada más del brasileño. A día de hoy, el carioca es fijo para Simeone, habiendo sumado 18 titularidades y sumando 3 goles.
Además del caso Baraja, hubieron más puestas en escena del Atlético de Madrid en años pretéritos, que daban a entender que la magnitud del Valencia frente a la su rival era más que notoria puesto que y no como hoy, eran los madrileños los que debían pelear por fichar un futbolista blanquinegro y no esperar a que éste se lo pusiese en bandeja como hoy día.
Casos menos conocidos a dic de hoy pero que formaron revuelo en su día son los de Lubo Penev o Mundo. El de Mundo, del cual hace casi 70 años, fue traumático porque el jugador padeció UNA PERSECUCIÓN mediante vehículo por parte de un agente atlético que buscaba convencer al de Barakaldo, sin mucha suerte y con el jugador quedándose en Mestalla y engrandeciendo su figura que a día de hoy continúa como máximo goleador valencianista.
El caso de Penev sí acabó haciéndose pero con el Atleti esperando hasta final de mercado aunque llevándose a uno de los primeros “traidores” ches a los que seguiría gente como Mendieta o Mijatovic, el más sonado tras irse al Madrid.
Los años han cambiado y el respeto hacia la figura del Valencia, perdido. Ya no es él quien va a los equipos a hacerse con jugadores si no quien ofrece a los suyos por cantidades ridículas, uno de los indicios que Peter Lim ha deshecho la hegemonía del equipo en lo nacional y ni se cuenta en lo internacional, donde el Valencia, que nos tenía acostumbrados a traer jugadores del extranjero (Aimar, Carew o Carboni) y que ahora, ni por asomo, tiene Europa ni en ventas ni en sus calles los días de partido.