Quique Monleón Ciurana
El conjunto del Turia no es que haya sido un club efusivamente comprador a lo largo de su historia. Los de la ciudad del Turia, pese a haber tirado gran parte de los años de la cantera, también han ido echando un ojo al mercado de fichajes, encontrando uno que y con los años, ha ido regalándole jugadores que fueron y a día de hoy son realmente recordados en la Avenida de Suecia por su capacidad de integración y el nivel mostrado con la blanca y negra.
A continuación, descubriremos algún que otro jugador de pasado en Portugal que fue llegar a Valencia y meterse en el bolsillo a los casi 45 mil que van a Mestalla cada dos semanas.
Carlos Marchena
El káiser sevillano es sin duda uno de los centrales que se le viene a la memoria a todo aficionado valencianista cuando es preguntado por zagueros. Llegado del Benfica en calidad de libre y habiendo salido de la cantera sevillista, el andaluz se hizo de inmediato con uno de los huecos en el memorable 442 de Rafa Benítez que dos ligas arrebató al Real Madrid. Formando con Ayala una pareja casi infranqueable, el de Las Cabezas llegó a jugar 359 partidos en el mejor Valencia de la historia, valiendo su convocatoria con la selección española donde se coronó campeón de Europa en Austria y Viena además de formar parte del plantel que llevó la primera estrella a la zamarra del combinado nacional.
Tras 8 años defendiendo el prestigioso murciélago, Carlitos jugó en otros equipos de España como el Villarreal, con el que descendió a la segunda división o el Deportivo de La Coruña, donde se vio un Marchena no tan imperial como el que en Valencia se veía (con una magnífica salida de balón y una ida al corte mayestática) y que daba a entender que el retiro estaba más cerca de lo que se creía.
Habiéndose retirado en la India, el sureño decidió seguir ligado al fútbol y al club donde fue canterano, el Sevilla, donde se encargaba de la gestión de fichajes hasta el retorno de Monchi y el actual Victor Orta. Su salida de Sevilla no fue la esperada acabando como segundo en el banquillo quilla de un Valencia que, y en las riendas de su gran amigo y excompañero Baraja, sufrió y mucho para quedarse en la primera división pero, de la mano de unos canteranos que simbolizan la grandeza de este club y la confianza puesta en ellos por parte de Baraja y Marchena, el club centenario pudo quedarse nuevamente en la primera división.
Actualmente Marchena se encuentra sin un cargo como bien ha tenido estos últimos años entre Valencia y Sevilla pero sigue fuertemente ligado al fútbol a expensas de poder ocuparse de un banquillo de primera división como su buen amigo Baraja sí ha hecho.
Enzo Pérez y Rodrigo Moreno
Peter Lim se disfrazó de Papá Noel nadas más aterrizar en Valencia y gastó 55 millones en dos futbolistas que brillaban en el Benfica campeón de liga: Enzo Pérez y Rodrigo Moreno.
Hispano-brasileño y argentino cayeron de pie en la capital del Turia (más el primero de ellos quien estaría un lustro en Valencia donde se ganó el respeto y la admiración del graderío de Mestalla gracias a sus goles y apariciones memorables como en cuartos de final de Copa del Rey o la misma fina copera donde su gol medio certificó el título para un Valencia que acabaría rompiendo una sequía de casi 10 años sin coronarse campeón).
Por parte de Enzo Pérez, su caso es algo distinto al de Rodrigo, el sudamericano no era un jugador que levantase olés ya sea por marcar muchos goles o dar una infinidad de asistencias pero, pese a ser un futbolista que no destacase a gran escala en nada (era un futbolista que cumplía bien las facetas que a todo centrocampista se le debe pedir) con trabajo y despliegue, acabó ganándose a la parroquia a causa de su valentía además de ser uno de los «privilegiados» en llevar uno de los brazaletes de capitán más baratos de la historia aunque y pese a ello, lo supo defender lealmente durante los 3 años que estuvo en la capital del Turia, donde pudo participar en competiciones europeas (tanto en Champions como en Europa League) y que acabaría dejando el club una vez tomaba los mandos Marcelino en 2017 siendo el preludio de un nuevo comienzo en el Valencia donde el que se quedaba de los dos jugadores era Rodrigo Moreno.
Bambie (como le apodaban los aficionados que aglutinaban las gradas de Mestalla 2 veces al mes) explotó tras 3 temporadas donde rindió bajo mínimos. La llegada del entrenador asturiano y el fichaje de Simone Zaza, que colocaba al hispano-brasileño más como segundo delantero, fueron los causantes para que el ariete demostrase lo buen futbolista que podía llegar a ser en una delantero que superó la cifra de los 30 goles en la vuelta del Valencia a Champions League. Cuando pensábamos que no podía salir nada mejor, la temporada 18/19, la del centenario, fue todavía mejor y pese a meter 8 goles menos en liga, el Valencia volvió a meterse en puestos de Champions consumando la temporada con la consecución copera que y como ya sabemos, en la que Rodrigo fue fundamental con su cabezazo que todavía queda en la retina valencianista.
Nicolás Otamendi
Si hablamos de dejar huella, Otamendi lo cumple con creces. Una temporada fue la que pasó el zaguero de El Tajar en Mestalla, sirviéndole esta para meterse en el bolsillo a una afición valencianista que no dudó en ponerle el apodo de Otakáiser puesto que el nivel mostrado por el argentino fue sencillamente sensacional: imperial por alto, desde donde ganaba muchos balones, rápido, limpio al corte y, también goleador puesto que el sudamericano llegó a meter 6 goles con la casaca valencianista en 38 partidos, números que sin duda muestran la capacidad de adaptación que tuvo el mariscal una vez llegado a la liga.
Cuando se preveía una historia de amor condenada al éxito y tras una temporada de debut donde y gracias en parte a la fiabilidad defensiva por parte de Otamendi, el equipo clasificó a Champions, el Manchester City se hizo con los servicios de un central argentino que se decantó por el dinero antes que por ser una de las estrellas de un proyecto emergente como preveía ser el Valencia de Nuno Espirito Santo que acabó en agua de borrajas siendo el entrenador portugués destituido de inmediato la siguiente temporada al entrar el equipo del Turia en zona de descenso.
Su etapa en el Manchester City pues es historia, donde siguió demostrando que era un central más que óptimo para cualquier equipo grande de Europa y que poco iba a durar en Valencia tras la genial temporada realizada bajo los mandos del técnico luso. Con Guardiola fue campeón de liga y copa y actualmente es uno de los futbolistas a seguir en la liga Portugal, donde ya ha jugado 27 partidos esta temporada con solo 1 gol (registros que dan a entender que las capacidades de Nicolás han ido menguando con los años al paso que su edad avanzaba) además de ser campeón del mundo, donde fue uno de los inamovibles para Scaloni durante todo el torneo y una final más que agónica.
Pese a ser considerado un judas y traidor por preferir embadurnarse de dinero a llegar al estrellato con el Valencia, en la avenida de Suecia todavía quedan románticos que se visten la bella que hizo Adidas para el Valencia en la temporada 14/15 donde Nicolás Otamendi dejó 38 partidos tan sobradamente buenos que es cotidiano ver a muchos con ese 23 y el nombre del general argentino a la espalda ¿Sería titular en el actual Valencia?
Llegado esto a su fin, es un hecho que nos dejamos a muchos jugadores: André Almeida, Guedes (quien salió de la cantera del Benfica y tras su paso por el PSG, recaló en Valencia), el mismo Pepelu (quien estuvo cedido en el Vitoria Guimaraes desde el Levante), Marco Caneira, Hugo Viana… y otros que hicieron el camino inverso yendo desde el Valencia hacia Portugal como Pablo Aimar, futbolista argentino que y tras su paso por Zaragoza, pisó tierras lusas de la mano del conjunto del águila. No será la última vez que un jugador proveniente de Portugal mientras Peter Lim, por desgracia, se mantenga en los mandos del Valencia ya que y como sabemos, tiene fuertes lazos con Jorge Mendes, agente portugués que no dudará un segundo en colocar a futbolistas de su país (y llevados por él) en un Valencia donde si eres portugués, tienes las puertas abiertas de par en par (por lo menos estos últimos años)