Quique Monleón Ciurana
Un Villarreal bronco y copero, bate a un sorpresivo Sevilla que no se dio por vencido en un encuentro donde hubo desde agresiones hasta goles y penaltis anulados. El Sevilla, que sumaba 4 victorias en 5 partidos, solo le queda ver como el Villarreal se mete de lleno a una pelea europea en la que sueñan estar los andaluces ya la temporada que viene.
La fiesta estaba servida en la ciudad de Villarreal: San Pascual, el olor a verano que se respira en la costa valenciana y el fútbol se juntaban en el estadio de la Cerámica para presenciar un verdadero partidazo entre dos equipos que no lograron dar con la tecla en la primera vuelta (habiendo estado situados ambos al borde de las posiciones que te llevan a la segunda división) pero que y gracias a dos entrenadores de talla mundial (ademas de españoles), han podido establecerse en zonas de total seguridad acreditando la estancia en primera división una temporada más y quien sabe, en competiciones europeas puesto que ambos han almacenado muchas papeletas estas últimas jornadas para ser contendientes a ellas (el Sevilla encadenaba 4 victorias seguidas mientras que el Villarreal, si hubiese empezado la temporada en 2024, sería uno de los contendientes al título liguero seguro puesto que los del entrenador asturiano suman 6 victorias en sus últimos 9 partidos, números más que destacables siendo los causantes de que el equipo, que se daba por combatiente por mantener la categoría, tiene en su mano volver a Europa, una rutina cogida por el club los últimos años que y obviamente, encanta en una ciudad donde se vive tanto el fútbol pese a ser pequeña.
“Acabadas” las paellas de San Pascual (donde no se bebe rebujito como en las fiestas de Sevilla), la gente se proyectaba en la búsqueda del asiento que le correspondía. Se notaba y mucho que la gente estaba de fiesta puesto que el estadio, corrido el minuto 5, todavía estaba a medio llenar (dando a entender que la gente había priorizado la fiesta al ver a su equipo), pese al ambiente de fiesta en diferentes núcleos de la ciudad, que te atrapaba y casi te impedía ir al fútbol por lo bien que se está celebrando, la Cerámica fue acogiendo aficionados y establecidos en el minuto 10, una gran masa ya estaba pendiente de lo que hacia su equipo en lo que es uno de los estadios más jóvenes de nuestra competición.
Alineaciones:
Villarreal: Jörgensen, Femenía, Mosquera, Bailly, Jorge Cuenca. Akhomach, Coquelin, Parejo, Baena. Sorloth y Guedes.
Sevilla: Nyland, Navas, Nianzou, Ramos Kike Salas. Acuña, Soumaré, Agrumé, Suso. Agrumé y En-Nesyri.
Dejando los festivales para una vez acabado el encuentro, el balón rodaba desde las 16:15 en la Cerámica, campando los 22 jugadores de 2 equipos que se tienen verdadero respeto entre ellos a causa de las glorias cosechadas durante los últimos años: hasta 7 Europa League ha cosechado el equipo que a día de hoy entrena Quique Sánchez Flores (de ahí uno de los lemas sevillistas como es: nadie la quiere como nosotros, refiriéndoselo a la segunda de las competiciones europeas por excelencia) mientras que, los entrenados por Marcelino (quien llevó al equipo a su primera semifinal europea allá por 2016) pero siendo con Unai Emery (quien también hizo campeón al Sevilla hasta en 3 ocasiones de la Europa League), donde tocaría el cielo un equipo centenario que pelea por volver al lugar donde se está mereciendo entrar cada año como es Europa porque el proyecto a arillo crece a ritmo de crucero.
Pasado el ecuador de la primera mitad, y como la mayoría de casas de apuestas predecían, sería el submarino amarillo el conjunto que poseería y sacaría de sus casillas a un Sevilla que casi salta encima de Díaz de Mera, árbitro de hoy, puesto que dicho colegiado se confundió primeramente sacando la roja a un Tanguy Nianzou que volvía a la titularidad a causa de la lesión de Gudelj rectificando posteriormente el colegiado sacándole solo la cartulina amarilla al futbolista francés. Ante de ello, los de Marcelino probaron a un Nyland que ha vuelto a la titularidad desde la llegada del entrenador madrileño quien se mantuvo firme en los disparos por parte del ejército amarillo no teniendo que hacer mucho esfuerzo puesto que marchaban más allá de los tres palos en su mayoría.
Cuando mejor parecía estar el conjunto de Marcelino, llegando con peligro a la meta del portero danés, un balón colgado desde el carril derecho, rematado por En-Nesyri, tocaba en el brazo de un Kiko Femenía que se mostró muy indignado por la elección del colegiado quien estaba siendo hasta el momento, muy permisivo y equitativo con ambos conjuntos. Él se lo guisó y él se lo comió puesto que el mismo Youssef En-Nesyri, no llegados a los 30 de juego, haría saltar a una grada visitante colorida con el rojo que siempre ha representado Sevilla y a un Sevilla al que no le duraría mucho la alegría puesto que “un monstruo” visitó su área, si aún no sabes de quien te hablo, pues te lo digo, Alexander Sorloth, recogió un centro teledirigido por parte de Jorge Cuenca (al que parece gustarle la posición de lateral izquierdo) poniendo en pie a una grada del Madrigal que se encontraba en el proceso de la digestión después de tanta paella seguro.
Tal y como se previa, el partido pintaba ser lo que en las calles de Villarreal se vivía durante el segundo fin de semana de mayo: una auténtica fiesta donde dos equipos con un juego muy directo donde las bandas tomaban un protagonismo desorbitado como veríamos en los goles que significaban el empate momentáneo entre ambos equipos hasta que, y a filo del descanso, aerolíneas En-Nesyri conectaba un balón centrado por un Jesús Navas providencial con sus 37 años de edad y que el marroquí solo tendría que dirigir un balón imposible para Jörgensen llegando así a la final de una primera parte despedida con una pequeña tangana ocasionada entre Ocampos y un Jorge Cuenca quien fue protagonista por el bajo rendimiento dado en la primera mitad (desde su banda llegaron ambos goles visitantes).
Del todo metidos en el ecuador de la segunda mitad, el asedio por parte de los locales a fin de encontrar el ansiado gol que mantenga las aspiraciones en vilo por entrar a Europa, no dejaba de sucederse. Guedes (quien acabó el partido desquiciado porque no entró ninguna de los disparos materializados por el ariete portugués), Baena, quien tampoco tuvo su día incluso Sortloth al que se le vio bastante más apagado que en la primera mitad, fueron capaces de batir a un Nyland que no trabajaba en exceso pero intervenía cuando el uso de las manoplas era necesario, unas manos que no tuvo que usar en exceso un Jörgensen que viviría a no muchos metros de él una segunda tanzana ocasionada nuevamente por un Lucas Ocampos que sería protagonista en lo extradeportivo, calentando a la grada de una Cerámica que no despidió de buenas maneras rozando el minuto 80 a un futbolista que, durante el paseo al banquillo, se dedicó a lanzar besos hacia la afición sevillista desplazada, sentando de malas maneras a los locales y a Marcelino y su cuerpo técnico los cuales no dudarían en ir a recriminárselo en lo que estaba siendo un partido donde el Villarreal no estaba fino de cara a portería y, donde el Sevilla no se vio obligado a atacar más dando por bueno y a falta de poco para terminar, el 1-2 que reflejaba el luminoso.
Cuando tu madre te dice que si juegas con fuego, te quemas, hazle caso, no como el Sevilla que, habiéndose pasado la segunda parte acurrucado y encerrado en su área, vería como Bertrand Traeré, quien hubo entrado por Akhomach, quien hizo un partido discreto, batiría aun casi inexpugnable Nyland que no pudo hacer nada en lo que estaba siendo un vendaval amarillo.
Si el partido ya estaba teniendo ritmo, los 10 minutos finales fueron de no moverse del asiento como muchos en la Cerámica decidieron hacer. Primero, un centro enviado nuevamente por Navas, daría en las manos de Agoumé confundiendo al colegiado quien pensó que había dado en Capoué, rectificando posteriormente el árbitro. Un gol anulado a Terrats que incendió de mala manera a un Villarreal que y a la tercera, encontraría la X en el mapa del tesoro desatando la locura y alcanzando la cifra de los 19 goles, cifra de escándalo estando ya a 1 del pichichi liguero (quien nos lo contaría en noviembre cuando Marcelino daba por descendido a este equipo)
Ya con el pitido final, la afición local, con la alegría de la victoria, se podía volver tranquila a las fiestas de un San Pascual que acompañó a su equipo y lo tiene ya 8 en una recta final de liga que va a ser de escándalo.